Rebeca contempla a su hermano y a su abuela jugar a encontrar sus manos y mirarse a los ojos, y piensa que algún día ella también tendrá las manos grandes y podrá medirlas con las de ellos.
-Todavía te falta un poquito para alcanzarme. Cuando tu mano sea más grande que la mía yo empezaré a hacerme chiquita –dice la abuela…
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