No he cambiado

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Me he preguntado por qué valoran tanto los cambios. Yo sigo viendo el mismo sol desde que te conocí, lleno de intensidad.

La gente vive de los cambios positivos, sobrevalorados. Cuando resulta un desastre, se deprimen hasta consumirse. Yo no he tenido ni un cambio productivo en toda mi vida y no sufro por ello.

Lo bueno pasa a ser hiriente como una espina y el veneno no cambia ni con la luz del sol. Aún así, sigo siendo la misma, finjo que no entiendo tus indirectas, cuando muero por confesar que me siento igual que tú.

Sigues preguntándote si ya te reemplacé. No voy a negar que lo intenté. Por más que lo desee, no puedo. Nada cambia en realidad, como una cadena invisible.

Reconoces mis suspiros, dices tocarlos con la palma de tus manos, pero no cambia nada. Dices que te llevo al límite, ¿pero dónde está esa línea roja que marca la frontera? ¿Cambia de lugar o permanece donde está?

No quiero tener que captar las señales,  ni suponer que estamos en la misma sintonía, o vivir pensando que tal vez sí, o que tal vez no, aún después de verlo y escucharlo por mí misma. ¿Acaso debo seguir en lo mismo hasta que desees dejarme atrás en el camino?

El tiempo pasa, cambian las estaciones, cambiamos nosotros, pero nuestra conexión es tan profunda que nunca se altera.

No pido un cambio que domine mi vida, porque ya lo hiciste tú, pero quiero que lo nuestro sea diferente y, al mismo tiempo, continúe igual.

¡Cambios! ¡CAMBIOS! Ahora me pregunto: ¿Qué habría pasado si nunca hubiese empacado la maleta? No estaría pensando en ti como lo hago ahora.

Me permitiría morir en tus brazos y despertar cuestionando la luz del sol que entra por la ventana al recordar que no he cambiado.

“Todo lo que cambia deja un abismo tras de sí”, pero no quiero cargar el peso de los recuerdos olvidados en ese abismo, lleno de expectativas, de besos sin dar ni recibir y de incógnitas que nadie descubrirá. Tengo miedo de que algo cambie en nosotros cuando ceda al encanto de tus palabras.

¿Debo creer que es por mi bien aunque vive marchitándose dentro de mí, como un pétalo que se quema sobre el tinte de mi piel? Porque no quiero aceptar que lo único que nunca cambiará es la distancia entre nosotros dos.

Sé que vamos en la misma dirección de nuevo, sé que ahora nos miramos a los ojos esperando ver un cambio, y quiero sentir que estoy bajo tu mirada y que eso no será diferente, pero sólo deja de lado el sentido literario, olvida los poemas y transforma tus sentimientos en palabras. Porque aún no he cambiado.

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