Entre cerros

pexels-pok-rie-130576-scaled-thegem-blog-default

En el último piso de aquella casa, hay una escalera frente a una ventana con vista hacia los cerros. Hoy he vuelto a recordar un tiempo atrás en mi vida, cuando comencé a estudiar el paisaje y a analizar cada una de las partes de esos cerros que rodean la casa.

En aquel entonces, lo único que yo podía decir de ellos era que los conocía y sabía el nombre por el que eran llamados en el pueblo. No solía frecuentar mucho el último piso de la casa, pues no había tenido motivos mayores que me obligaran a estar ahí; y cuando lo hacía era por lapsos muy breves, jamás permanecía tanto. Pero de pronto me invadió un profundo momento de intranquilidad. Fue entonces que ese patrón se rompió.

Llevaba días en los que no conseguía encontrarme a gusto conmigo misma y con el ambiente que me rodeaba. Desconocía por completo la razón de ello y no hacía muchos esfuerzos por encontrarla, en ese momento lo único que yo quería era sosegar aquel sentimiento. Entonces comencé a recorrer cada parte de la casa y, con cierta sensación de inconsciencia en cada uno de mis pasos, llegué a las escaleras de ese último piso que me condujeron hasta la ventana con miras hacia los cerros. Tuve que detenerme ante tal imagen, no solo por su belleza, sino porque pude encontrar cierta paz mientras la miraba. Me centré en cada uno de sus detalles y después me puse a pensar en cómo cada año, con cada estación, se cambia el paisaje de aquellos cerros. Entonces, sentí que mientras era consciente de su cambio, también lo era del constante cambio que es la vida en sí misma.
Al mismo tiempo recordé los años de secundaria en que, despistadamente, volteaba a mirarlos cuando prefería no prestar atención en clases. Tal vez en ese entonces era muy joven para darme cuenta o para ponerme a pensar con seriedad sobre mi propia evolución. Tal vez no lo hubiera podido entender, quizás me hubiera asustado e incluso puede que hubiera roto en llanto.

Escribo todo esto justo ahora que he vuelto a sentarme sobre estas escaleras, porque mi memoria me ha traído el recuerdo de aquel momento. Y es ahora cuando han pasado los años que he vuelto a mirar hacia los cerros, a pensar en el camino que he recorrido durante mi corta vida. Es ahora cuando pienso a profundidad en todo lo que ha cambiado en mi ser; pero también es justo ahora que descubro lo temeroso que puede ser enfrentarse a los cambios, incluso hasta al más pequeño. Sentir, de cierto modo, cómo se pierde una parte de ti y el abandono de lo que fuiste alguna vez. Toda aquella sensación aún no la supero e incluso algunas veces todavía me causa pavor.

Ahora, viendo al cerro que está frente a mí, solo tengo una cosa que decir: todo cambia. Lo que yo quería también cambió.

1

Dejar un comentario

X