Naturaleza

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Le das muchas interpretaciones a un problema que sólo tiene una salida; tantas que si todos tus pensamientos se convirtieran en una cuerda ya le hubiera dado la vuelta al mundo mínimo unas tres veces.

Sé que el oleaje de nuestra vida es muy tormentoso y que nunca hay descanso entre cada huracán de problemas. Modificando nuestras orillas, transformándonos constantemente en lugares irreconocibles para nuestros conocidos y siendo catastróficas para los extraños.

Queremos mantener la neblina que protege nuestra identidad y nos vuelve complicadas de distinguir para los foráneos. Crecer en total silencio y con una lentitud difícil de apreciar a simple vista. Queremos estar alejadas de todos como las cumbres, complejas y frías, pero conectadas con el centro de nuestro ser.

Siempre en nuestra zona hadal, abrumadoras y silenciosas; con extraños secretos esperando a que sean alumbrados por la curiosidad de pocos.

Pero ¿no es momento de soltar el viento para que se lleve lo que nos oculta de los demás?, ¿acaso no quieres que los demás aprecien las epífitas que has cuidado y hecho florecer con tu neblina?, ¿que todos naden en tus ríos y te revitalices con la compañía de los demás?

Podríamos dejar que nuestra belleza no sea reconocida y olvidar que existen múltiples transiciones de nosotras a la espera de aparecer ante los cambios externos; nos apartamos de las oportunidades y queremos estar estáticas, aunque nosotras mismas tenemos la energía para erosionar nuestras malas creencias y cambiar nuestra naturaleza.

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