Reflexiones sobre la nada, el vacío y la oquedad

pexels-ron-lach-9760550-scaled-thegem-blog-default

No vamos a ninguna parte, porque ya nada tiene sentido. Cuando habitas el borde los días se repiten iguales, uno tras otro, cual piezas de dominó. Sin embargo, existes y con eso basta.

Siempre hay algo que alguna vez nos hizo felices. Tal vez, todavía permanece escondido en un rincón de la habitación. Tócalo y quizás tu memoria deje de sonar hueca.

Te refugias en la inercia que acaricia tu existencia vacilante. Mientras los demás hacen sus vidas. Nos enlazamos a través de una urdimbre imposible de separar. Estamos unidos de maneras insospechadas, somos todo lo bueno y lo malo siempre golpeando hacia adelante y hacia atrás. La muerte nos llegará tarde o temprano, creo que no vale la pena adelantarla.

Acariciamos el pasado con la nostalgia de recuperar un poco de nosotros, mientras sentimos que se aleja de la oquedad de nuestra alma.

Nosotros somos los descarnados. Somos tantos y aun así nos sentimos tan solos.

8

Dejar un comentario

X