Si tú dices rana, yo te preguntaré qué tan alto quieres que salte

unconditional-surrender-4697193_1920-thegem-blog-default

Ahora, ya que han pasado los años, me parece que he comenzado a amarte más. No viajábamos en auto, ni en taxi, solíamos caminar durante largo rato solo para llegar a algún museo o restaurante en donde siempre terminábamos comprando lo más barato. En realidad, no te extraño, solo extraño como solía sentirme en aquella época.

¿Recuerdas cuando no teníamos dinero ni siquiera para comprar una pizza?, ¿recuerdas cuando te prestaba diez pesos para que pudieras regresar a tu casa? Nunca teníamos dinero, y aun así éramos felices.

Soy terriblemente mala administrando mi dinero, pero tú me hiciste prometer que cada uno ahorraría diez pesos diariamente, durante un mes, para que pudiéramos comprarnos unos suéteres de navidad de pareja. Tan lejana parece que quedó ya aquella época, ¿qué fue de aquellos dos niños que jugaban a ser adultos, soñando con conquistar la Tierra y Venus?

Solíamos sentarnos a contemplar el vacío, nos mirábamos con tanta pasión que la luna sentía envidia. ¿Podrías contarme otra vez la historia de cómo el sol muere todos los días para darle paso a la luna?

Hay una sola cosa que no he podido olvidar, aquella tarde en Coyoacán. Cuando llegué al metro tuve que salir para conseguir algo de señal, pero terminamos en lados opuestos de la estación y sin poder comunicarnos. Después de quince minutos que se sintieron eternos, te vi. Llevabas esos tenis azules que cuidabas con tanto recelo, sonreíste con solo verme y corriste solo para enrollar tus largos brazos alrededor de mi pequeño cuerpo, plantándome un beso que me supo a miel. No he conocido a nadie que me bese con tanta pasión como tú. ¿Recuerdas aquella vez que no pudimos vernos durante varias semanas? Yo te esperaba sentada en el frío suelo, recargada sobre aquellas rejas amarillas que fueron testigo de nuestro amor preparatoriano. Ni siquiera me diste tiempo de levantarme, me jalaste hacia ti y me besaste con tanta fuerza que poco a poco terminamos siendo una réplica casi exacta de esa icónica foto en donde un marinero besa a una enfermera tras el fin de la guerra. En ese momento lo supe, nadie, jamás, me amaría como tú.

Caminamos fuera del metro sólo para emprender un gran paseo por las calles de Coyoacán. 

En días como hoy me pregunto: ¿qué es lo que habría sucedido si las cosas hubieran terminado de otra manera? 

87

Dejar un comentario

X