Cambio y olvido

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Solían gustarme los cambios, me recordaban que estaba viva. Me convertí en otra persona mientras veía transcurrir el tiempo en los árboles, de las primaveras a los fríos inviernos; también comenzaba a ver los cambios en el espejo al blanquearse mi cabello o con la aparición de una que otra arruga. Corría veloz el tiempo, sin detenerse jamás, siempre con la certeza de que estarías ahí para notarlo. 

Dice el dicho que es un desafío cambiarnos a nosotros mismos, transformarnos para afrontar nuestras nuevas realidades, pero el verdadero desafío es hacerlo sin ti, seguir sin ti, sin tu sonrisa y el calor de tu voz. Te habías convertido en mi razón, mi nuevo sueño, aquello que le devolvía el color a todo. Se atreven a pedirme que te olvide… olvidar, ¡qué palabra tan fácil para aquél que no ha amado jamás!

Tengo miedo de seguir adelante porque no estás conmigo, no podré celebrar mis aventuras ni llorar mis penas en tu hombro y tomada de tu mano, pero ¿sabes? A pesar de todo el dolor, me consuela pensar que estás esperándome con los brazos abiertos porque somos eternos, porque aunque el universo nos tenga hoy separados, fuimos, somos y seremos, porque desde siempre, ya éramos tú y yo.

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