A, b o c. 1 2 3 por TMi

hand-3672958_960_720-thegem-blog-default-1

Hola, yo soy tú. Sé que nos conocemos bien, que tenemos cabello o quizá no.

Que tenemos boca y hablamos, a veces mucho, a veces poco, que nos gusta la música y bailar, o tal vez no. En lo que sí estoy seguro que coincidimos es en todas las decisiones que diariamente tomamos: ¿primero me enjabono o primero el shampoo?, ¿con dos de azúcar o negro? Todas las decisiones nos conducen a navegar por las turbias y nunca iguales aguas del destino, donde unos argumentan y sostienen que somos arquitectos de nuestro propio hado y otros afirman que del destino no se escapa. 

Con la práctica y sabiduría de los años uno se vuelve mañoso, aprende a ver con otros ojos, los del diablo viejo. A veces vamos más “lentito” y no por incapacidad, sino por el gusto de ir disfrutando el camino. Las decisiones se vuelven más un acertijo retador, con todas sus derivaciones y posibilidades. Otras tantas la intuición puede reinar y nos conduce a casi levitar.

Cuando uno se vuelve viejo o lleno de vivencias, uno descubre que todos los caminos eran posibles, que el instante del presente no sería igual si milimétricamente hubiésemos mirado hacia esos ojos, decidido cruzar la calle o detenernos a saludar en la esquina. Los caminos se convierten en capítulos de nuestra serie llamada vida, donde los personajes en cada temporada suelen cambiar: hay algunos recurrentes, pero otros muchos llegan por contrato: a aportar, enseñarnos, a sumar o dejarnos en números negativos. Donde puedes aprender o caer en un loop de capítulo repetible, también la opción b ante eso es asumirse como tal. Hay personas que nacen para brillar, compartir. Otras para perseguir, alimentarse de otros o molestar con sus inacabables quejas y lamentos. Todos los caminos son posibles. Aquí la pregunta es, ¿tú qué eliges?

7

Dejar un comentario

X