En el camino por la pirámide de la serpiente emplumada

En el camino por la pirámide de la serpiente emplumada - Erick Rodrigo Guevara Rojas

En el camino para encontrarme, he optado por regresar a mi ser de la única forma en la que se regresa sin recorrer el mismo camino; moviéndome en círculo, como serpiente. Con este movimiento rotatorio puedo ver siempre la ruta que he seguido. Me sorprende encontrar un jardín emplumado, y al poner atención puedo observar cómo aquellas cosas que consideraba inmóviles se revelan ante mis sentidos. 

Una nube de plantas me invade, el efecto es extraño, se pierden las hojas para formar un vapor verde. La conexión que presenta una planta la hace diferente del resto. Esa conexión modifica mi perspectiva, me induce a pensar en esta planta como un aspecto del mundo separado de cualquier otra voz, palabra escrita o dicho. 

La analizo con suficiente sospecha. ¿Cuál es el secreto que la deja vivir libre, con sus movimientos inesperados, como si obedeciera a un director de orquesta caprichoso? Con este ultrasonido, veo que la planta habla con el viento y con la noche. Ahora yo me siento enmudecido, la quiero tomar y me recuerda que soy solo un acumulador vivo, emancipado de la naturaleza o desentendido, aún no lo sé. 

Las piedras del camino me reciben en su consuelo; sus figuras parecen emerger de la escena y volverse a sumergir en ella; me comparten su manera de romper con las doctrinas. Como San Cipriano de Antioquía, existen para saber todo lo que hay en la tierra, en el aire, en el agua, en el fuego y en la muerte. Conocen todos los misterios de los rincones más alejados, la corrupción de las hierbas y las virtudes de las plantas, de los animales y al caballero detrás del águila.

Me muestran mi historia, no sólo la natural, sino la que esconde la ciencia; me muestran lo que no pueden mostrar las palabras. Enterrado en las tradiciones se encuentra el secreto. Veo el florilegio que han guardado por el arte de ser moldeadas, de provocar conmociones terrestres capaces de influir en el movimiento del sol y de la luna. Me muestran el drama de las serpientes, simples piedras de la tierra y del agua, resistentes aun al sortilegio de Leopoldo Batres. 

Me pregunto, ¿hay camino sin jardín? O mejor aún, ¿hay jardín sin secreto?

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