Yo soy el otro

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Camino, 

hace tiempo que la cartografía es insuficiente,

las rutas se agotan,

y aquello a lo que fui predestinado se ha ido a la chingada.

 

Bajo, 

atravieso las entrañas de esta ciudad rota. 

Una semilla de manzana brota partiendo el fruto en dos:

tú y yo somos sus raíces. 

 

Vuelvo,

alacrán perdido que se dirige hacia el arroyo, 

el alma se hunde pero el exoesqueleto flota.

 

Llego,

me encierro en mi destino, me aíslo del ruido, me pierdo del alba.

Nadie lo sabe, pero yo lo intuyo:

la distancia más corta entre dos puntos no es una línea recta. 

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