Sin remitente no hay destinatario

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Esta no es una carta de amor. A pesar de saber de la existencia del otro desde hace ya bastante tiempo, la verdad es que somos desconocidos. 

Tampoco es una carta de despedida. Y de esas ya he hecho varias. En el presente desconozco qué ha sido de los destinatarios y, en definitiva, para el futuro quiero que siga así. Pero de ti, me encanta saber que eres feliz. 

Solo ha sido una memoria, fuiste esa primera persona por la cual aparecía una sonrisa tonta en mi cara cada vez que te veía o alguien mencionaba tu nombre. 

Te recuerdo con dulzura. Eso es todo. De la nada apareciste en mis pensamientos y sonreí, habrá sido un segundo de mi día, después, continué como si nada. 

En fin, supongo que ya terminé. 

Nota. Esta carta no será enviada y mañana olvidaré que la escribí.

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