La palabra correcta

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Yo sé que no fue mi culpa, y que tal vez la palabra culpa ni siquiera tendría que ser usada. Pero, en días como hoy, no puedo evitar sentir algo de responsabilidad. Por algo fui yo la última persona a quien llamó. Tal vez lo que él necesitaba oír era algo que solamente yo podía decirle, pero decidí no contestar.

No era la primera vez que él amenazaba con hacerlo. ¿Amenazaba? ¿Es esa la palabra correcta? Ahora entiendo que solamente estaba pidiendo ayuda, pero yo le reprochaba que solamente quería llamar la atención. La última vez que se lo dije, sólo sonrió y me pidió perdón. Perdón si te incomodé, me dijo, y luego cambió de tema. Sabía que quería llorar, pero, a diferencia de las otras veces, decidió no hacerlo.

Nunca tuve la oportunidad de decirle que su dolor nunca me incomodó, sólo que entonces no sabía cómo lidiar con eso. Creo que, aunque fingía estar cansada, en realidad estaba aliviada por creer que sólo quería llamar la atención. Ahora, no hay día en el que no piense que ojalá hubiera sido eso lo que estaba haciendo. 

Cuando hablo del tema, me doy cuenta de que tal vez fue bueno que no contestara esa noche. ¿Qué le hubiera podido decir? Si le decía lo de siempre, tal vez sólo hubiera empeorado las cosas. Aunque, ¿qué podría ser peor que perderlo? Tal vez, si le contestaba, hubiéramos vuelto a pelear y la ira hubiera vencido a la tristeza. Tal vez no se trataba de darle una solución, sino de ayudarlo a aguantar una noche más. Tal vez yo sí tenía la palabra correcta, pero todavía no lo quiero aceptar.

¿No es un peso enorme cargar con esa responsabilidad? A todos los demás sólo les mandó un audio o un mensaje. Sabía que, por la hora, no le iban a contestar. Pero a mí me llamó. No quería solamente hablar, también necesitaba escuchar algo.

A la mañana siguiente, no vi su llamada hasta después de leer todas las notificaciones. Siempre me decía que le sorprendía cómo todos se enteraban tan rápido de las cosas, y ese día lo entendí. No le dije a nadie que me había llamado, y si alguien lo sabe, nunca lo mencionó. Él siempre decía que era inevitable que terminara así, y tal vez tenía razón. Pero si esa noche yo hubiera contestado y hubiéramos peleado una vez más, tal vez habría podido decirle lo que él necesitaba oír. 

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