¿Por qué leer utopías?

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¿Por qué leer utopías si tenemos a su hermano mayor, la distopía? Es mejor en todo, o eso dicen. En palabras de Mónica Lavín: leer es bello, es conocer, comprender y tolerar. ¿Por qué habríamos de limitarnos a ese nuevo encuentro? Leer es un acto de rebeldía: buscar tiempo, una pausa a todo lo que intenta competir contra lo irreal y el ciberespacio.

Dejen descansar a las distopías. Lean o escriban a favor de su hermana menor. Distopías hay por montones, es hora de algo nuevo.

Hay 451 motivos del porqué la gente prefiere consumir distopías. Ahorraremos tiempo, la necesitamos si queremos leer o escribir utopías. Solo créame, como si yo fuera su gran hermano. Escriba y/o lea utopías. Haga de esta Metrópolis un mundo feliz, donde la policía de la memoria le ruega que recuerde lo bello: un nacimiento de hijos de hombres, un sueño de ovejas eléctricas. Es un gran camino por la carretera, será solitario porque nadie se atreve a leer utopías, pero vale la pena leerlas. Sea su propia leyenda.

Las utopías son difíciles de abordar, lo sé, pero es por haber crecido al lado de la distopía. Incluso las disfrazamos para alejarnos de la pureza utópica. El resultado, algo tan raro como una naranja mecánica. Las distopías nos enseñan que el mundo está mal, que nosotros estamos bien y somos ese dador de cambios. ¿Y si no es así? Quizás en uno mismo esté la ignorancia, como el chisme de una criada que se alimenta sabrá Dios de qué, o como la paranoia de un hombre en lo alto de un castillo. Esto no es un ensayo sobre la ceguera, pues le aseguro que no doy palos de ciego. Es mi rezo, un delirium, pues solo tengo la fe para que usted lea o escriba utopías. Con esta parábola quiero sembrar que, si ya todo se dijo en esta granja, tome lo que guste y rebélese para crear belleza y paz. Todo va a mejorar, se lo prometo, siempre y cuando usted sea un fugitivo del horror.

Las utopías nos enseñan que el mundo está bien y que el cambio está en uno mismo. En una frase, que se le mal atribuye a Eduardo Galeano, se dice que las utopías son el horizonte, nunca las alcanzaremos, pero nos sirven para eso: caminar.

Lea o escriba utopías. Camine. El solo acto de moverse produce cambios, produce la libertad que tanto necesitamos. Se supone que las distopías existen para evitar algo y, sin embargo, repetimos algunos vicios. Entonces, leamos y escribamos utopías, para así poner en práctica lo que vimos en aquel horizonte.

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