Algo que sólo puedes decir tú

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“Soy humana y soy un ser imperfecto. Soy más de lo que digo ser y al mismo tiempo soy nada”. Es un pensamiento digno de un epitafio; si lo pensamos bien, también puede ser un acertijo.

Pero no se alarmen, este no es un pensamiento suicida o un grito de auxilio.

Es más bien un análisis de quiénes somos y un poco de filosofía personal sobre la vida, divagaciones dirán algunos, una copia de los pensamientos de algún libro de superación personal, no lo sé, todo es válido en este escrito.

Para hablarles sobre mí, cosa que no hago a menudo ni a cualquiera, aunque ustedes que se toman el tiempo de leerme no podrían representar un “cualquiera”, empezaré diciendo lo siguiente:

Sé que piensas que soy la bella y tú la bestia. A veces me parezco a ambas. Quizá quieras averiguarlo con el paso del tiempo. Sólo tú puedes decidir.

En ocasiones puedo parecer distante, insípida, incluso agria, pero esas son solo ideas. Ideas preconcebidas, estereotipos, máscaras.

Cuando no estoy contigo paso horas arreglando mi espacio vital como queriendo resanar las grietas que van apareciendo en mí. Hay días en los que descubro el increíble trabajo de albañilería que he realizado en mi ser, y también encuentro otras partes de una obra negra que han sido olvidadas, enterradas a propósito bajo los escombros, ruinas escondidas.

No te dejes llevar por mi semblante pétreo. Es verdad que soy dura como un roble que por más que embistan nunca sucumbirá. Pero, muy en el fondo, tengo el alma de un bambú que con el trabajo adecuado llega a ser muy flexible.

Debes saber que he sentido intenso miedo, y que también he sido valiente. Persisto como la gota que hace romper la roca.

Para el amor no soy tan diferente a los demás, tengo inseguridades, soy como el mosquito que susurra al oído, a veces como la piedra en el zapato, o como la vara que nunca teme medir.

“Como veo doy”, es una frase que alguien decía y que terminó por resonarme. Con el tiempo me di cuenta del “des-aprendizaje” que debía hacer respecto al amor, al desapego… a veces jugamos al amor deconstruido, y aunque el amor no es un juego, cada uno conoce el suyo.

Entre mis gustos más vagos está mi reciente obsesión por el olor a palo santo, la sensación de unos brazos que no me permitan escapar, unos ojos que busquen los míos sin vacilar y sin miedo a ser mirados.

Por último, persona incógnita, no me declares tu amor con la intensidad de mis latidos, no leas mis pensamientos ni gestos. No busques entrar en mí, ya estás dentro.

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