Ecos eternos

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En el silencio de mis lágrimas,

el viento se llevó algo que sólo yo te dije,

un adiós sin despedida, una promesa en el aire,

un pacto entre cielo y tierra que la eternidad selló.

 

En el lienzo del ayer quedó la esencia de aquel beso,

un rastro de caricias que no borró el tiempo,

te amo: algo que sólo tú dijiste,

grabado en el eco de un amor que no muere.

 

En cada lluvia encuentro tus susurros,

cada gota es un te quiero y cada trueno un recuerdo.

Porque nuestro amor ahora es un eco inmortal,

un lazo que la muerte no rompió.

 

En la penumbra del crepúsculo nostálgico,

donde el suspiro del viento se torna melancolía,

resuena el eco de aquel verso que sólo tú decías,

como un eterno renombre que se reescribe día a día.

 

En el susurro del viento que acaricia tu urna

está el recuerdo de algo que sólo yo te dije,

una promesa sellada con lágrimas y esperanza,

para nuestro amor, una melodía al adiós.

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