Undívago

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No quiero escribir líneas vacías sin motivo alguno, no quiero seguir dejando líneas en blanco.

Conozco el vacío que se siente perder el interés, y al mismo tiempo emocionarte por cualquier detalle de una percepción que no había existido antes.

Quiero que la razón sea única y se sienta, que las palabras sean la valentía de los que acogen juramentos vacíos sin escrúpulos, quiero que el amor sea visto a través de líneas y que nunca se sepa mi nombre.

Porque el autor desconocido, no representa dotes poéticos y tiene constantes faltas en su lengua materna, tal vez por nerviosismo o por temor a la gente.

Tal vez no parece ser interesante, pero es una coraza que catapulta secretos. Se ha descarrilado creyendo que es ingenuidad, pero nadie culpa a un corazón que nació por amor suplicando sentirse en algún lugar.

No represento lo que alguien quiere oír, mucho menos lo que no se quiere expresar, a excepción de las palabras, que solo son palabras, algunas consumidas en alevosía y ventaja y otras profanadas por conveniencia y ambición, elegimos interpretarlas a nuestro mejor criterio sin sospechar que las acciones son razones verdaderas antes que cualquier palabra.

Creo que no se olvidan los recuerdos, no solo los buenos, también aquellos que cicatrizan con profundidad, porque siguen siendo memorias que aún trazan sombras. Como esas dudas que te dejan en suspenso y pesan en el alma. Porque es inevitable no sentir dolor donde habitan las memorias de quien nos hace daño.

Nuestra mente se nutre tanto de ego como de sacrificio. Sin embargo, no renunciamos a la capacidad de persuadirnos de lo que puede ser posible, aunque a veces nos cueste. Buscamos el cinismo en nuestras acciones, sin temer al fracaso o al rechazo. El sarcasmo es nuestra forma de expresar la verdad, aunque los demás no comprendan nuestra lógica o nuestra ideología.

Aunque nos duela admitirlo, no creemos en el perdón que se expresa con lágrimas ni reconocemos la falsedad en una simple mirada, porque nadie logra sentir más dolor que el que carga lo sufrido y nadie busca más la soledad que un ser abatido. Porque para haber sufrido lo dolido y haber dejado lo dañado, tuve que haber perdido lo amado y apreciado lo obtenido.

Los lugares en los que has estado ahora están opacados por el vacío, solo quedan recuerdos. Pero habrá nuevas emociones que acomodarán las cosas. Al fin entiendes esas percepciones tan sencillas y neutrales que derrochan bienestar, algún recuerdo perdido que en su momento no valoraste, en aquella sonrisa que miraste antes, el atardecer. El aire recorriendo tu cuerpo, las olas del mar durante la noche, la luna, el amanecer desde el horizonte. Todas esas sensaciones que no te habías dejado sentir antes ahora están en ti y son parte de tu felicidad. Porque al fin sientes que ha vuelto aquello que a simple vista ya tenías, pero no sentías.

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