Divagaciones para mi yo del futuro

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Recuerdo que el domingo pasado, 11 de febrero, el pastor de mi iglesia habló sobre la famosa bestia del abismo y su surgimiento. Todo estaba normal hasta que el pastor mencionó un tema que llamó mucho mi atención: la clonación humana. Él nos dijo que habían creado una máquina que simulaba ser el vientre de una madre para crear un bebé. Que podían colocar la información genética que quisieran, que podían elegir que fuese blanco o moreno, de ojos claros u oscuros, etc. Por el resto de la ceremonia quedé muy intrigada. Investigando me enteré de que esto comenzó en el Hospital Infantil de Filadelfia en Estados Unidos donde se hicieron varias pruebas con animales, hasta que vieron que funcionaba completamente logrando crear los pulmones, el cerebro y el corazón. Esto les dio la luz verde para comenzar a hacer pruebas en seres humanos. Cuando leí eso comencé a preguntarme qué habría pasado con los animales que fueron los sujetos de prueba y quedaron mal. ¿Eso significa que los hicieron sufrir o simplemente nunca nacieron? Jamás he estado de acuerdo con la experimentación en los animales, no me parece ético. Un animal o un humano, es lo mismo. Son seres vivos que tienen emociones. Sienten y pueden sufrir.

Se dice que en abril de 2017 lograron hacer crecer ocho corderos en una semana llegando a una gestación normal. Antes de que se creara la máquina actual, era un tipo de bolsa con agua y aparatos de respiración artificial. Sus creadores decían que ellos no querían crear bebés sino ayudar a los bebés prematuros, pues el útero artificial podía dotarlos de los nutrientes y las hormonas necesarias para su correcto desarrollo. Aún no puedo creer cómo es posible que esto exista.

Tiendo a pensar que todo esto es una mentira. Se dice que aún no hay humanos clonados, pero desde los inicios del Siglo XIX comenzaron con pruebas de clonación. Existen rumores de la existencia de un humano con genes modificados. Aunque no han salido estudios ni noticias.

Lo sé, para mí sigue siendo difícil de entender y creer.

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