Le escribí cientos de letras a la versión de ti que esperaba que llegara algún día. Te escribí pensando que al final miraría tus ojos y escucharía tu voz. Pero el día que te volví a ver, me di cuenta de que no era a ti a quien yo quería. Esas palabras son para quien me permita abrazar sus anhelos por el día y cuidar de sus sueñospor la noche; para quien pueda reconocer, en sus ojos y su voz, que su alma se fusiona con la mía.
Quizás algún día llegue la persona que anhelo en mi corazón. Bien podrías ser tú o podría no existir nunca. Podría vivir siempre en mi mente, el lugar seguro donde sé que está y donde no puede hacer dañarme, pero tampoco puede tocarme. Tal vez ese día el anhelo de conocernos pueda más que el miedo a amarnos, lastimarnos y perdernos.
Así que esto no te lo dedico a ti, me lo dedico a mí; a quien deseo amar, cuidar y un día reconocer en el espejo.