Blog Librópolis

25 Jun: 3

Busco una tarde que nunca dé las siete

para arrancar racimos de risas

de muchachas

y en medio de todo ese alboroto

colgar mi locura de una rama

que dé sombra a mi cabeza

mientras muerdo un señuelo de nubes

con ojos golosos de aventuras

18 Jun: IV

Es el mar

que regresa después de huir mil veces.

Son los días y su paso de langosta

que devora el silencio.

Es el mar y los días:

Son las horas de paso redoblado

y las noches fugaces

con sus lunas que crecen y decrecen.

Es el sol cotidiano y sus fulgores;

el cielo de la noche,

donde asoman sus ojos centenarios

muchas estrellas frías.

 

Soy yo

con una caja resonante

donde guardo preguntas

18 Jun: Otros sueños

En estos días en que escapar de nosotros

o del planeta

es necesario

si nos ofrecieran a un alto precio, pero sólo por una vez

y alegremente perder esta negra conciencia,

por un instante tras el instante

una mañana un día

días

noches de esclavitud

con muchos sueños

de un alto precio y

cada vez más

imposible

de alcanzar.

 

11 Jun: Tedio

A los nueve

el dolor

—visible pero ignoto—

se escondía en el traspatio:

dormitaba

en el óseo fulgor de un viejo limonero

cuyas espinas fragantes de canícula

sostenían por los cuellos

—su única blandura—

culpables chapulines

que al sol se deshacían entre las yemas

11 Jun: Adentros

a veces el dolor

reniega de sus alas

 

seduce a la gacela

del lenguaje

 

y su fosforescencia

entibia nuestros

 

párpados irradia

otros adentros

 

a veces el dolor

no es una ráfaga

 

que tras de bastidores

se desliza

 

al quitarnos el saco

por las noches

 

ni el pez luciferino

que inventamos

 

boqueando silencioso

ante la puerta

 

a veces no es la voz

que atribuimos

 

a nuestro dios infante

el de la culpa

 

sincera y malherida

casi un eco

 

ni el vencido reflejo

el rostro sepia

 

que de tanto esperar

nuestras palabras

 

nos llama con hormigas

en los labios

 

a veces el dolor

es una aguja limpia

 

un mirlo envenenado

que navega

 

en las tardes viscosas

de febrero

 

un pedernal que a veces

casi siempre

 

resucita en el fuego

de otras manos

 

04 Jun: La silla eléctrica

En los días que fui libre

vi los colores de la primavera

y ahora me doy cuenta

que los grises

pueden ser

las mejores siluetas

de la felicidad.

 

En este momento, tiempo y espacio

coinciden:

estoy sentado sobre las cuatro de la madrugada

y hay cuatros

que parecen sillas.

 

Un ex compañero nos cuenta:

 

Las sillas eléctricas siempre

me parecieron cómodas

04 Jun: Un hombre nuevo

Ha entrado a mi vida
duerme en mi cama, hace mi trabajo
se acuesta con mi mujer.
Un hombre nuevo entra y sale de mi casa
besa a mis niños, usa mis calcetas
riega mi jardín.
He perdido el paso de esta pista,
ha sonado la última melodía.
¿Lo recuerdas?
Encendí el auto, salí a la carretera.
Alta velocidad y nieve en las montañas.
Nota en la mesa: cariño, fue lo mejor.
Nadie conduce.
El auto alejándose.
La puerta abierta.