2019 diciembre

27 Dic: For no one

Mañana te espera la ciudad.

Sus sentidos presienten

el color de tu aliento,

la emboscada de lujo de tus ojos,

el compás de las piernas que sostienen

tu cotidiano imperio.

Mañana la ciudad será tuya.

Te negará secretos,

no te dirá su nombre ni tus mapas.

Mas paulatinamente, como el cuerpo

añoso que en el jardín recibe la bendición solar,

hará de tu breve falda su bandera.

Mañana la ciudad será más joven,

con tu sangre en sus venas

y en el aire el perfume de tu nombre.

27 Dic: Tuitear a lágrima viva

Tuitear a chorros.

Tuitear la digestión.

Tuitear el sueño.

Tuitear ante las puertas y los puertos.

Tuitear de amabilidad y de amarillo.

Abrir las canillas,

las compuertas del Tuiter.

Empaparnos el alma,

la camiseta.

Tuitear las veredas y los paseos,

y salvarnos, a 140 caracteres, de nuestro TL.

Asistir a los cursos de antropología,

tuiteando.

Festejar los cumpleaños familiares,

tuiteando.

Atravesar el África,

tuiteando.

Tuitear como un cacuy,

como un cocodrilo…

si es verdad

que los cacuyes y los cocodrilos

no dejan nunca de tuitear.

Tuitearlo todo,

pero tuitearlo bien.

Tuitearlo con la nariz,

con las rodillas.

Tuitearlo por el ombligo,

por la boca.

Tuitear de amor,

de hastío,

de alegría.

Tuitear de frac,

de flato, de flacura.

Tuitear improvisando,

de memoria.

¡Tuitear todo el insomnio y todo el día!

20 Dic: *

No estoy enamorada. Una yegua no se enamora. Es sólo que hay momentos en que una voz que está muy dentro mío y que a veces circula entre los rincones de esta casa, entre la sangre de mi montura blanca, me dice que llame, que busque, que hostigue. Pero luego todo sigue igual, las mismas noches, las mismas batallas, las mismas rutinas, el mismo espejo que me devuelve la imagen de quien soy yo en concreto, de quien soy en la mitad de mi corazón de oro, ese que regaló, ese que no me dejó sacar más. O yo entre el maquillaje que pocas veces uso, para que no se vea el rostro de la enfermedad, el rostro del amor. No estoy enamorada no lo estoy, ya no me enamoro; una yegua no puede estarlo. Entonces pienso en mi amo, en mi señor. Elaboro mi rostro en el espejo, un rostro fiero, terso, de dientes alargados y amarillos. Pienso cuando como sin lograr saciarme; cuando pasan por esta cama y no se encuentran, y yo, y yo no. Luego pienso que quizás debiera tener la mitad de un corazón de oro para el reinicio, para intentar olvidar.

20 Dic: Poema celular

Tu corazón bombea 343 litros de sangre

cada hora.

Es decir, más de 8, 000 litros de sangre

al día.

Como 3 millones de litros de sangre

al año.

El equivalente a llenar de sangre

cuatro albercas olímpicas.

La vida es un ensueño de ingeniería atómica.

Come frutas y verduras.

20 Dic: Táctica y estrategia

Mi táctica es favearte,

aprender como posteas,

quererte como stalkeas.

Mi táctica es mandarte un inbox

y que me dejes en “Leído”,

construir con emoticones

un puente indestructible.

Mi táctica es aparecer en tu timeline

no sé cómo ni sé con qué pretexto,

pero que me agregues a tus listas.

Mi táctica es trollearte

y saber que eres franca

y que nos compartamos selfies

para que entre los dos

no haya telón ni abismos.

Mi estrategia es en cambio

s profunda y más simple;

mi estrategia es que un día cualquiera,

no sé cómo ni sé con qué pretexto,

por fin te vuelvas meme.

13 Dic: Herencias

Abuelo

algunas veces

llegaba tarde a casa

con ganas de mandarlo todo al diablo

Quizás habría bebido unos tragos de más

pero el abuelo ebrio

era tan sólo un hombre en su sillón

un hombre como éste que hoy fuma en la penumbra

mientras que por su rostro

desciende

lentamente

la pincelada amarga

del dolor

13 Dic: El amor es un toro mecánico del que nadie se baja con elegancia…

Una atracción de feria

abandonada,

desafiando la intemperie.

Todos se paran frente al toro y se dicen

Yo puedo con él. Todos, sin excepción, confían

en sus talones

y se montan a la violencia eléctrica

de su lomo. Confían todavía cuando el movimiento

se inicia,

como si una mano poderosa e invisible

echase una ficha al aparato

sin previo aviso.

El clic metálico se recorta en el sonido,

una topadora minúscula

derribando

al silencio de un empujón. Entonces todo comienza, y ya

no hay manera

de emprolijar el cuerpo, esa forma

de la que antes creíamos tener dominio y que ahora

se nos revela

como si hubiese estado esperando su turno

comiéndose las uñas

desde que le pusieron nombre.

Si yo fuese un ratón

preferiría

perder mi cola en la trampa

antes que mi queso.

Una y otra vez.

13 Dic: Tarde de futbol

tira un autogol en la cancha de lujo del municipio

frente a su novia

sobre el pasto súper verde y bien podado

con los tachones oscuros regalo de un partido

tira un autogol

frente a la cuadrilla de limpieza que brinca

avienta sus escobas y cachuchas

tira un autogol

pita el árbitro lo besan los contrarios

lo empujan sus compañeros

lo patea la afición

banderines en el suelo

botellas frituras

sobre bilis sobre orines y cigarros

quiero más grita grita un pordiosero

que deambula

entre la poca afición tumbada

borracha de tropezones

06 Dic: Lata de reservas

Hoy mientras hablaba con María

noté que una antigua

cicatriz que tengo desde niña

en mi dedo pulgar izquierdo

se enrojecía nuevamente.

He querido ignorarla

aunque cada vez la herida

retrocede en el tiempo

y parece haber ocurrido hace poco.

Tendría trece, catorce o quince

y me hice una herida con el filo

de una lata de reservas.

Algo tan nimio y mal sanado,

pensé. Hasta ha vuelto el ardor

de la piel regenerada y frágil.

Le dije a María lo que había ocurrido.

Ella abrió los ojos,

se puso la mano en la frente

y buscó en su cuerpo alguna cicatriz

de regreso a su infancia,

o una infancia de regreso en la cicatriz,

por si había sido el momento

de reconocer la herida común

en los caparazones,

por si era que al unísono dijimos

algo que nos regresó en el tiempo

como si la herida hubiera oído

y se hubiera quebrado de callar,

como si las cicatrices hubieran

dado el grito de guerra, despertad,

cicatrices del mundo, doled.

06 Dic: Gravedad

Cada vez que me acuerdo del zapato

de la hija de Bullock en la cinta

premiada con un Óscar, Gravedad,

yo siento un llanto donde nadie escucha,

donde no hay ley momentum angular

y escombros que nos llegan del futuro

le ha preocupado tanto ese zapato

y mamá da con él bajo la cama.

 

Me imagino que el llanto me protege

contra los ángeles y sus trastadas:

asteroides errantes en la noche.

Me da rabia sentir que estoy llorando

por una niña falsa, de mentiras,

Isabela desnuda en el futuro.