Blog Librópolis

12 Mar: 5

a las madres no les gusta el ritmo

del Impala rojo

ni las fotos en el periódico que hablan español en vísceras

y dicen hijos de unos padres de otros

proveedores de telas y retazos

para unos más

porque los cadáveres

siempre son los hijos de otros

el marasmo de sesos en la carretera

y los miembros del cuerpo angelado pero que vuelan

 aparte

se rebanan al aire las piernas de los hijos de otros

los hermanos practican la alta velocidad

como si el aire

tuviera otras opciones de manejo

si vamos a la retacería a buscar el brocado

hecho del mismo cuero textil

en que fueron concebidos los asientos del Impala

podremos estar seguros

de que serán otros

los que rotulen los pliegos de la nota roja

los hijos no deseados de otros

05 Mar: Sin título

De mi madre recuerdo su sonrisa de dientes cariados. Recuerdo que se sentaba lejos de la cocina a comer discretamente un taco. Que servía y se retiraba, y el único trozo de carne era para los hombres. De mi madre recuerdo que se lamía los dedos después de tender la carne en la sartén, que hacía el amor a pesar de todo, y en su rostro nunca era difícil distinguir la risa del llanto. Recuerdo que mi padre era una sombra que la atravesaba y desaparecía. Recuerdo que me contuve decenas de veces de bajar de la litera y abrazarla como quería que me abrazara, pero me daba miedo su furia, sus celos, me daba miedo mi padre desnudo.

05 Mar: Sin título

Mi madre me encerraba porque me había descubierto llorando. Mi madre era hermosa. Se trenzaba el cabello frente a nadie. Olía siempre a leña, a lama de arroyo y a cenizas. Mi madre nunca se elevó por un amor ligero, a mi madre le pesaba el amor, la apuntalaba a la tierra. Ya ni siquiera soñaba. No podía soñar mi madre. Su cuerpo estaba orientado al suelo, miraba por la ventana con la cabellera cruzada en su pecho, en una isla, y se dormía. Tal vez amé a mi madre sólo porque me parecía bella, quizá amé a mi madre tan sólo porque yo latía dentro de su herida, donde me acunó después de ponerme dentro.

05 Mar: Sin título

Hay casas que te hacen esto. Te agobian, te embrutecen. Hay casas así. Nadie sabe lo que ha sucedido antes en ellas. Casas como ésta, en la que deambulan voces de viejos que siempre han estado en cama, que siempre han sido viejos; casas con crujidos del mar abriendo las montañas, de viento mostrando su ruido de alma indefinida. Casas donde el cuerpo del cautivo estará solo, absorto en el ritual del corazón y en la memoria. Pero en la rutina de cuidar que el estómago no se digiera a sí mismo, que una idea no se confunda con una evocación, que soñar no sea confuso, siempre se puede estar a solas, porque todos tienen miedo de entrar en casas como ésta: habitadas, por ejemplo, por una niña triste y por una muerta en llamas.

27 Feb: Para Jorge Guillén

¿En qué calendario está la fecha de mi muerte,

qué carta de amigo la detalló, imprevista

bajo el impacto del miedo o consciente del fin?

Inventamos palabras para justificar emociones

suscitadas y las sentimos y vivimos a través

de las que incorporamos a nuestro vocabulario.

El sol no nace ni se pone.

27 Feb: Legado

¿Qué recuerdo dejaré al país que me dio

todo lo que recuerdo y soy, todo cuanto sentí?

En la noche infinita, el tiempo breve olvidó

mi incierta medalla, y mi nombre se ridiculiza.

¿Merezco esperar más que los otros?

Tú no me engañas mundo, y yo no te engaño a ti.

Esos monstruos actuales, no los cautiva Orfeo,

vagan taciturnos, en lo incierto.

No dejaré ningún canto radiante,

una voz matinal palpitando en la bruma

que arranque a cualquiera su más secreta espina.

De todo cuanto fue mi paso caprichoso

en esta vida, quedará,

una piedra en medio del camino:

el resto se esfuma.

27 Feb: Estudios (2)

Yo sé que te amo

porque nunca las ausencias fugaces

me dejaron el viento tan vacío,

tan ciego y silencioso.

Yo te veo los lunes y los miércoles.

(Los martes son perfectos,

porque te vi la víspera y al día

siguiente voy a verte). Pero en los

días adelante

el color de tus ojos, tus cabellos

a fuego lento –miel en sombra–

tu figura

que a cada instante se escultura y tiene

la belleza infalible de las manos

puestas a hacer el mundo, mejor siempre…

En esos días siguientes,

en que todo es domingo por la tarde,

hipótesis y espacio,

tiendo la cuerda floja de esos días

y echo a bailar el adjetivo heroico

que sirva a tu persona, sin mirarte,

obediente, adivino, enamorado,

virrey de tu esperanza y tu deseo,

velocidad, nivelación constante,

de tus pies y tus manos,

espejo poseído, y en mis manos,

orilla de tu sombra, rebosante.

Tú nada sabes.

¡Si alguna vez me vieses con mis ojos!

¡Si a ti perfecto fuera el martes

por lo mismo que a mí…! ¡Si fueras tú

quien pusiera palabras al silencio

que yo vierto ante ti, porque hoy no puedo

sino callar, y apenas en la rueda

colegial encender una mirada

para apagarla pronto y estrechar

tu mano y despedirte con las mismas

palabras que les digo a los demás!

20 Feb: Avisos

En este jueves décimo y tranquilo

del clarísimo mes, descubres

nuevas señales y prodigios nuevos

de la humedad en la pared.

Que ya no son fiestas ni son misterios

sino materia de estupor:

el joven ama el ruido de la muerte

pero el viejo teme su olor.

20 Feb: El nacimiento (fragmento)

Con la cara frente a una linterna y en un camino yo llegué a este mundo donde todo es hermanos peleándose. Pasé varias noches de frío porque mis padres tenían problemas. Más tarde, cuando mis padres fueron atrapados yo fui con la abuela, al poco tiempo ella me llevó a casa de la nana.

Años más tarde mis padres volvieron para atraer con sus presencias otro buen número de catástrofes, pero esa historia no la relataré hoy, ni nunca.

Dicen que uno no recuerda nada a muy temprana edad, yo recuerdo muy bien que nadie me cuidaba nunca. La casa de mi nana estaba situada en una ranchería; ahí hubo golpes, pero esos los presencié más tarde y nunca los contaré. Recuerdo claramente que al principio me llamó la atención que a los demás niños de la ranchería les caminaran moscas por la cara, más tarde me parecía normal, jugar con las moscas fue habitual durante una buena parte de mi infancia. Ahí en la ranchería estuve todos los años que mi madre y mi padre estuvieron en prisión, es decir, desde que los agarraron en ese camino, unas horas después de mi nacimiento, hasta que cumplí los cuatro.

20 Feb: Tristeza melancólica originada por el recuerdo de una dicha perdida

Ella pensará que mi genoma deletrea sin matices la palabra

traición. Entre fiestas de espuma perdí la capacidad de leer el

futuro en cada espejo de las bolas disco. Mira qué lejos se ve

desde aquí el esplendor blanco del polen que se eleva sobre la

pista. Mira qué remota suena la respiración del invierno en que

aprendimos a congelar bengalas mientras nuestros ojos perdían

el control.

Mientras yo te perdía.

20 Feb: Cuadrilla

Juan amaba a Teresa que amaba a Raimundo

que amaba a María que amaba a Joaquín que amaba a

 Lili

que no amaba a nadie.

Juan se fue a los Estados Unidos, Teresa entró a un

 convento,

Raimundo murió en un desastre, María se quedó

 soltera,

Joaquín se suicidó y Lili se casó con J. Pinto Fernández

que no había entrado en la historia.

06 Feb: Cielito lindo

Como una madrugada

donde tú y yo

miramos el cielo

desde una hamaca roja

llegarán más poemas.

Como la piscina

que brillaba a tres pasos

de una hamaca roja

y como las gotitas del agua sobre tus pecas

van a brillar.

De espaldas a quienes hablan a mis espaldas,

de frente y para ti

únicamente.