Bájate un libro

03 Feb: 4

Que tanto y tanto amor se pudra, oh dioses;

que se pierda

tanto increíble amor.

Que nada quede, amigos,

de esos mares de amor,

de estas verduras pobres de las eras

que las vacas devoran

lamiendo el otro lado del césped,

lanzando a nuestros pastos

las manadas de hidras y langostas

de sus lenguas calientes.

Como si el verde pasto celestial,

el mismo océano, salado como arenque,

hirvieran.

Que tanto y tanto amor

y tanto vuelo entre unos cuerpos

al abordaje apenas de su lecho, se desplome.

Que una sola munición de estaño luminoso,

una bala pequeña,

un perdigón inocuo para un pato,

derrumbe al mismo tiempo todas las bandadas

y desgarre el cielo con sus plumas.

Que el oro mismo estalle sin motivo.

Que un amor capaz de convertir al sapo en rosa

se destroce.

Que tanto y tanto, una vez más, y tanto,

tanto imposible amor inexpresable,

nos vuelva tontos, monos sin sentido.

Que tanto amor queme sus naves

antes de llegar a tierra.

Es esto, dioses, poderosos amigos, perros,

niños, animales domésticos, señores,

lo que duele.

20 Ene: La mirada

Mañana, bajo el peso de los años,

Las buenas gentes me verán pasar, 

Mas bajo el peño oscuro y la piel mate 

Algo del muerto fuego asomará.

Y oiré decir: ¿quién es esa que ahora 

Pasa? Y alguna voz contestará:

—Allá en sus buenos tiempos

Hacía versos. Hace mucho ya.

Y yo tendré mi cabellera blanca,

Los ojos limpios, y en mi boca habrá 

Una gran placidez y mi sonrisa 

Oyendo aquello no se apagará.

Seguiré mi camino lentamente,

Mi mirada a los ojos mirará,

Irá muy hondo la mirada mía,

Y alguien, en el montón, comprenderá.

13 Ene: Sin título

El tiempo es esa nada que hace todo tan irreversible

Marcos se aproxima a saltos a los

Carlos lo sigue de cerca

Tere 8 menos que él y más que yo que entro a los 30

esta ciudad 118 y México 500 y tantos

algunos árboles de California 5000

el mundo 45 billones de años y sigue aquí firme

girando    girando

del universo ni nos preocupamos

cuando llueve con la vista baja vemos los charcos

y el mar con cierta nostalgia

las gotas de lluvia que vuelven y abrazan a su abuelo.

13 Ene: X

Qué es tiempo, me preguntas,

no sé cómo explicarte sin que ocurra,

salvo intercalando unas cuantas descripciones:

tiempo es devenir de tiempo, de puro tiempo en el tiempo, se abstiene si lo detienes, pule la metáfora indecisa de su

paso,

se va rápido el tiempo, nunca basta, dura cuando se le

observa:

¿conciencia de sí o de mí?

Pero pensando en la elegancia de los argumentos. Tiempo eres tú no yo. Tiempo la canícula. Tiempo la

intemperie.

¿Cuánto queda? ¿Cuánto falta?

16 Dic: Despedida

Me despido de mi mano

que pudo mostrar el rayo

o la quietud de las piedras

bajo las nieves de antaño.

Para que vuelvan a ser bosques y arenas

me despido del papel blanco y de la tinta azul

de donde surgían ríos perezosos,

cerdos en las calles, molinos vacíos.

Me despido de los amigos

en quienes más he confiado:

los conejos y las polillas,

las nubes harapientas del verano,

mi sombra que solía hablarme en voz baja.

Me despido de las virtudes y de las gracias del planeta:

los fracasados, las cajas de música,

los murciélagos que al atardecer se deshojan

de los bosques de casas de madera.

Me despido de los amigos silenciosos

a los que sólo les importa saber

dónde se puede beber algo de vino

y para los cuales todos los días

no son sino un pretexto

para entonar canciones pasadas de moda.

Me despido de una muchacha

que sin preguntarme si la amaba o no la amaba

caminó conmigo y se acostó conmigo

cualquiera tarde de ésas en que las calles se llenan

de humaredas de hojas quemándose en las acequias.

Me despido de la memoria

y me despido de la nostalgia

–la sal y el agua

de mis días sin objeto–

y me despido de estos poemas:

palabras, palabras –un poco de aire

movido por los labios– palabras

para ocultar quizás lo único verdadero:

que respiramos y dejamos de respirar.

16 Dic: Vimos llegar mañanas

Vimos llegar mañanas

que eran bandadas de grullas

con maravillas en las pupilas

y las seguimos a puertos olvidados.

Allí nos esperaban muchachas descalzas

con las que bailamos en los galpones

donde se guardan las redes y los remos.

Las grullas de la mañana se van

como serpentinas tras la fiesta.

Alguien niega su amor

a nuestro hermano el vagabundo.

Pero una banda de músicos ebrios

nos guía hacia circos pobres

para que hallemos a todos los amigos.

Los trenes de carga nos dejan en pueblos

donde nos esperaba el verano

reuniendo gavillas de islas amarillas,

pero de pronto las inundan

los ríos silenciosos de la medianoche

y huimos hacia el granero ruinoso,

del que el viento era dueño y señor.

Un gallo canta.

Mil gallos le responden.

El tiempo entrega a los artesanos

la greda de nuevos días,

y cuando salgamos de nuestro encierro

la lluvia encontrará caminos desconocidos

para escribir de nuevo nuestra historia.

16 Dic: Cuando todos se vayan

Cuando todos se vayan a otros planetas

yo quedaré en la ciudad abandonada

bebiendo un último vaso de cerveza,

y luego volveré al pueblo donde siempre regreso

como el borracho a la taberna

y el niño a cabalgar en el balancín roto.

Y en el pueblo no tendré nada que hacer,

sino echarme luciérnagas a los bolsillos

o caminar a orillas de rieles oxidados

o sentarme en el roído mostrador de un almacén

para hablar con antiguos compañeros de escuela.

Como una araña que recorre

los mismos hilos de su red,

caminaré sin prisa por las calles

invadidas de malezas

mirando los palomares

que se vienen abajo,

hasta llegar a mi casa

donde me encerraré a escuchar

discos de un cantante de 1930

sin cuidarme jamás de mirar

los caminos infinitos

trazados por los cohetes en el espacio

09 Dic: Sin título

Que te metan en una maleta con destino a Lima, la ciudad de las ex novias, y aparezcas convertida en una foto con dos años de antigüedad cuatro años después. Es mi manera de aceptar que los rombos se han convertido en octágonos. No sé si será cierto la próxima vez que lo diga. Hoy lo es. Tu timbre resplandece a las tres de la mañana mientras crees que no hablo contigo porque tu timbre no resplandece. Hoy es un rombo.

09 Dic: 1.3

Dando y dando

me voy callando,

un poco de raridad

por un poco de caridad.

Que escoja el viento,

o el dique de piedra

o la risa de hierro.

El báculo o la torre.

Ya nadie supo ni cómo

ni cuándo, ni dónde

vino a encallar,

su mundo en medio,

este trozo de mar.

02 Dic: Las flores del mall

Las jóvenes diosas, nocturnas
apariciones (ropa oscura,
plata quemando sus ombligos)
en la cadencia de la pista,
comenzarán a despintarse
con la premura de los años,
los problemas, quizá los hijos
que no tienen aún. Ahora
miran tus ojos con un claro
desprecio (ya tienes cuarenta)
y piensas en ciertas palabras
de Baudelaire que les darías
como si fueran frutas tuyas
(si al menos se acercaran), si
supieran quién es el poeta.
Pero ellas danzan, te rodean
sin importarles lo que callas.
Envejeciendo solas, brincan
sobre tus textos (tan perpetuas
y frágiles), deidades nuevas,
ellas, que bailan retiradas
de tu florero de Lladró.

02 Dic: Entre paréntesis

En la luz que custodia secretas alegrías
del tiempo de los niños. Debajo de los últimos
frontispicios de Baalbek o Menorca. En la brisa
de un balcón entreabierto a la fresca inocencia
de la yedra o el círculo virtuoso de una fuente.
Olvidados de sí, del mundo aparte, acaso
con unas cuantas páginas de sílabas en llamas
que agiten su ebriedad igual que un himno. Al sur
o al norte, en algún mapa jamás desenterrado
de las ruinas cubiertas de azules frisos griegos.
La cerveza bruñida contra el calor, desnudos
como yemas del árbol que crece en las laderas
del júbilo. En abril o en verano, sin más
porvenir que no sea la piel de un día encendido
con pájaros. A orillas de un beso. En otra tierra.
En otra vida. Todos quisiéramos estar
en un lugar distinto, distante, sin vestigios
ni agónicas memorias de la melancolía
o el tedio que destila con odio su ponzoña.