Bájate un libro

02 Dic: Saint-Michel

En la niebla

vestigios de luz,

reductos de barandas,

el seco relámpago de un árbol.

Esparce el invierno sus cenizas

y en la sombra naufragan

quienes buscan ríos de infancia

y lejanías.

Un tren regresa o parte,

inventa un túnel,

se interna en laberintos.

La transparencia de tus ojos

permanece.

25 Nov: Juchitán, el muxe no se va

Juchitán, el muxe no se va

Del cielo llegaron los zapotecos

con su hablar melodioso y su destino

escrito en códices sobre piel de venado.

Raza intrépida, amante de las flores

las cintas de seda trenzadas en el pelo

y una diadema dorada el día de fiesta.

“Esto que usted ve en traje de mujer, es una mujer”

sonríe Tomás. Nació en Juchitán

y desde niño lloraba si lo vestían de varón.

“De mujer puedo tejer y de hombre, trabajar.

Nosotros somos muxes, pero no somos flojos”,

presume y se vanagloria de su libertad.

“La libertad de ser alguien y que te vistas como gustes,

ser cocinero, abogado y desfilar en carros alegóricos.

Las madres aquí respetan a los muxes”,

agrega y su mirada se detiene en una foto de revista

pegada en su cuarto, una novia en su día.

“Acábame de querer si me tienes voluntad”,

tararea y se pone a barrer al ritmo de la música.

Su cuerpo torneado deja ver la hermosura,

piernas largas y cintura de quinceañera.

Ayuda a su madre como una hija más

porque el muxe no se va, emigrante del sexo.

“Ella me dice, ‘sé libre, no importa lo que digan’”,

Tomás vuelve a sonreír y deja caer los párpados

sobre los platos aún sin lavar.

Venus consagrada.

18 Nov: Maneras de fijar tu sombra, I

Cuando te conocí llamabas a las cosas

con el idioma hallado en los rincones de tu infancia,

donde silencioso añorabas la tibieza prenatal

de la que habías tardado en salir.

Tu madre me dijo que allí te hiciste

la primera grieta

por donde la oquedad te invadiría.

Pero la tarde en que te descubrí

decías las palabras como el viento

forma y deforma las nubes del verano.

Mirabas las piedras como si en ellas

anidaran los verbos que nos harían falta

para comenzar los días por venir;

aprendías de la lluvia insólitos caminos

que marcaban nuestra ruta por las calles.

a tu lado, las botellas rotas fueron esquirlas de la noche,

y la noche, un lienzo para plasmar nuestros espantos,

y tú no eras tú, sino los rayos del sol en mis cabellos,

y al amor no lo nombramos con la boca,

sino con los ojos, con la yema de los dedos,

con nuestra humedad sombría.

18 Nov: XVIII

Eran pocas palabras, pero daban luz;

me mirabas como si no existieran los finales

o la muerte no tuviera poder sobre nosotros.

Lo que amé en medio de tus ojos

fue tu sombra deslumbrando a la mía,

su altura encima se enmaraña hasta perderse.

Siembran de madrugada aquí cerca,

escuchamos el paso de sus charcos,

cuando una moneda a mitad de la noche cae en sol.

11 Nov: Un acto de fe (autorretrato)

Dicen los textos sagrados

todos los textos

que tener fe

es creer lo que no vemos.

Y yo −qué suerte la mía−

que siempre fui tan racional

tan analítico.

Yo, tan hijo de Santo Tomás.

Yo, en fin, que soy descendiente

de Copérnico, Galileo, newton y Descartes.

Yo, en fin, que he practicado sin desmayo

el principio de “ver para creer”

apenas ahora −después de tantas cosas−

he venido a entender

que es verdad que tú me quieres.

Porque fe

es creer lo que no vemos.

11 Nov: Enseñanza, I

Mi padre era un hombre sabio

me enseñaba cosas para no olvidar:

quiere y respeta a tu madre, me decía.

A las mujeres

−recuerda que tu madre es tu madre

no una mujer−

a las mujeres, decía

respétalas también, por igual.

Después, ya mayor, resolverás

si las amas también, por igual.

04 Nov: Algo suave

Después de siete días o de treinta

o de cuarenta

–ya no sé–

quiero algo suave.

Puede ser la brisa,

ya que no un abrazo.

Algo despojado de ferocidad,

de cifras de muertos o infectados.

Lejos de los sets de la Tv

con sus profetas de catástrofes.

Algo bueno, algo leve,

sin prohibiciones.

A menos que puedan

prohibir el desamparo.

Algo humano,

algo risa, algo niño

en las calles y en las plazas.

28 Oct: Meditación de la vaca

Mírenlos

la vida más extensa

no les alcanzaría para quejarse.

Van de prisa

violentos y risibles.

Si hablan es pera romper espejos

con sus gritos

si callan es

para tomar un poco de aire

y destruirse mejor.

Quién los entiende

disparan directo a la cabeza

al corazón de otros

a sí mismos.

Con cuanta envidia ven

lo fresco de este prado

en que mi hambre acaba.