¿Los artistas son unos malditos o están todos malditos? Tal vez, la respuesta no importa. No vale si me desvelo leyendo, si escribo frenéticamente todas las mañanas o si rehago…
De los primeros acuerdos de la relación, básicamente, que ocupas monogamia. “Period”. De tu necesidad monogámica que viene de tus problemas de abandono. [¿Cómo se nombra a mis problemas?…
Cosas que se rompen: La inexistencia propia al nacer. Cayendo al piso verticalmente las crayolas La rutina de lo conocido cuando alguien se va Mientras crecen la piel café de…
Una taza comenzó todo. Por un movimiento torpemente ejecutado se quebró. Dejó de ser una sola pieza y se convirtió en minúsculos trozos de vidrio. Pensé arrojarlos a la basura,…
Sigo esperando por ti. Como cada tarde, sigo sentada en nuestra banca enfrente del bosque que tanto nos gustaba explorar; uno que otro animal corre de aquí para allá, espiándome…
¿Escuchas aquel corazón romperse? Como un tazoncito de barro que se ha estrellado al encontrarse, repentinamente, con el frío concreto que tocan tus pies. ¿Percibes las grietas que comienzan…
Es un tropiezo el despertar en lo que es el sombrío cantar de los días de las caras muertas. Parvadas de miradas yertas, y un corazón que está destruido;…
Descansaría escuchando And I Love Her de los Beatles, pero me acordé de la versión de Kurt Cobain: ahora me pierdo en lo que llamo: «simbiosis emocional». ¿Pensarán que…
De pequeña mis juguetes se caían, se perdían los brazos de mis muñecas, los bloques caían, se separaban, perdía los cascabeles de las sonajas, los juguetes frágiles se partían en…
Hoy me dirijo a usted sin placer alguno de saludarle y sin ningún afán de saberle cerca de mí otra vez, puesto que su última visita fue de lo más…
Las cosas que se rompen (los vasos, los platos, los mazapanes, las zapatillas de cenicienta) a veces se pueden reparar, pero nunca quedan igual que en el pasado. Haciendo una…
en cada beso dado me pregunto
cuánto territorio recorrido por mis labios
sin que mis manos logren alcanzarte
Si una noche no puedes dormir
y la mesa está servida,
aún queda vino en la botella,
te acompaña un buen libro,
estás tranquilo,
cierras los ojos pero no puedes irte,
el sueño no te alcanza…
piensa en mí,
tal vez te traje a mi insomnio.
Ella cierra la puerta.
Atrás, el mundo,
el ruido del mundo,
la fortuna
con sus garras de fiera.
En el vapor austero de su alcoba,
Juana desata las manos
de sus manos,
retira la aturdidora venda
de sus ojos,
toma una pluma:
“Primero sueño.”
Dos palabras
que
inauguran
un siglo
de mujer.
Todos los días me deshago de la hierba
que crece dentro de la casa
pero crece de nuevo,
rompe la casa y la deshoja.
A ella entran todo el tiempo
cosas que se hunden en la hierba.
Mi cuerpo es esta casa vacía
A la que también yo entro
pero que no me habita.