Es un tropiezo el despertar en lo que es el sombrío cantar de los días de las caras muertas. Parvadas de miradas yertas, y un corazón que está destruido;…
2022
Descansaría escuchando And I Love Her de los Beatles, pero me acordé de la versión de Kurt Cobain: ahora me pierdo en lo que llamo: «simbiosis emocional». ¿Pensarán que…
De pequeña mis juguetes se caían, se perdían los brazos de mis muñecas, los bloques caían, se separaban, perdía los cascabeles de las sonajas, los juguetes frágiles se partían en…
Hoy me dirijo a usted sin placer alguno de saludarle y sin ningún afán de saberle cerca de mí otra vez, puesto que su última visita fue de lo más…
Las cosas que se rompen (los vasos, los platos, los mazapanes, las zapatillas de cenicienta) a veces se pueden reparar, pero nunca quedan igual que en el pasado. Haciendo una…
en cada beso dado me pregunto
cuánto territorio recorrido por mis labios
sin que mis manos logren alcanzarte
Si una noche no puedes dormir
y la mesa está servida,
aún queda vino en la botella,
te acompaña un buen libro,
estás tranquilo,
cierras los ojos pero no puedes irte,
el sueño no te alcanza…
piensa en mí,
tal vez te traje a mi insomnio.
Ella cierra la puerta.
Atrás, el mundo,
el ruido del mundo,
la fortuna
con sus garras de fiera.
En el vapor austero de su alcoba,
Juana desata las manos
de sus manos,
retira la aturdidora venda
de sus ojos,
toma una pluma:
“Primero sueño.”
Dos palabras
que
inauguran
un siglo
de mujer.
Todos los días me deshago de la hierba
que crece dentro de la casa
pero crece de nuevo,
rompe la casa y la deshoja.
A ella entran todo el tiempo
cosas que se hunden en la hierba.
Mi cuerpo es esta casa vacía
A la que también yo entro
pero que no me habita.
En el amor, y en el boxeo,
todo es cuestión de distancia.
Si te acercas demasiado me excito
me asusto
me obnubilo
digo tonterías
me echo a temblar.
Pero si estás lejos
sufro entristezco
me desvelo
y escribo poemas.
En las mansas corrientes de tus manos
y en tus manos que son tormenta
en la nave divagante de tus ojos
que tienen rumbo seguro
en la redondez de tu vientre
como una esfera perpetuamente inacabada
en la morosidad de tus palabras
veloces como fieras fugitivas
en la suavidad de tu piel
ardiendo en ciudades incendiadas
en el lunar único de tu brazo
anclé la nave.
Navegaríamos,
si el tiempo hubiera sido favorable.
Un río recorre el frio cristal, maderos atrapados se dejan sentir con la mirada y en el reflejo que la luz envía a sus ojos observa su figura vuelta imagen….
Augusto sintió miedo de confrontarlo. Nunca, en sus veinte años, lo había desafiado ni desobedecido. Don Gustavo estaba orgulloso de su único hijo. Le parecía que el tiempo no había…
En una caja guardo un cuaderno que engrosé con el paso de mis años de juventud. Cada que iba a una función de cine o de teatro, cada que tenía…
Querido Ariel: Lo que no quiero para nosotros es que alguno de los dos se sienta sofocado por tanto amor incomprensible. Quizás es tiempo de intentar reparar las cosas que se rompen, de aprender…