Hay tantas preguntas en mi mente que por las noches mi cabeza no encuentra consuelo para ellas. No le queda más remedio que trasnocharse discutiendo aquello que en primer lugar…
En universo excluido y desconocido me invadió la quietud. Se me olvidó el desamparo y el odio pese a que mi vida es una espiral de ilusiones breves y tropiezos prolongados, hoy tomé…
Desconozco quién me enseñó a no quererte, y a cada instante temerte, si has estado conmigo desde mi primer respiro, y hasta mi último latido. Siempre me has acompañado, aunque…
Hace mucho tiempo había una joven rica de nombre Erika. Su familia estaba conformada por sus dos medios hermanos mayores, su padre y su madrastra. Su padre había tenido un…
La luna alta, llena, orgullosa. Está en el cielo, alumbrando todo a su camino. Los árboles altos, espesos, orgullosos que salen de la tierra, no permiten que ella los alumbre…
Ha llegado la hora de dormir, cierra los ojos. Se despertó cinco minutos antes de la hora programada en su despertador, abrió la ventana de su habitación. Mientras una fresca…
Que te metan en una maleta con destino a Lima, la ciudad de las ex novias, y aparezcas convertida en una foto con dos años de antigüedad cuatro años después. Es mi manera de aceptar que los rombos se han convertido en octágonos. No sé si será cierto la próxima vez que lo diga. Hoy lo es. Tu timbre resplandece a las tres de la mañana mientras crees que no hablo contigo porque tu timbre no resplandece. Hoy es un rombo.
Dando y dando
me voy callando,
un poco de raridad
por un poco de caridad.
Que escoja el viento,
o el dique de piedra
o la risa de hierro.
El báculo o la torre.
Ya nadie supo ni cómo
ni cuándo, ni dónde
vino a encallar,
su mundo en medio,
este trozo de mar.
Enfría de nuevo
calienta de nuevo
enfría de nuevo
calienta de nuevo
enfría de nuevo
calienta de nuevo
pasan los años
— No es tristeza, es raro. No sé cómo describirlo. Seguro pasa pronto. — No me gusta, taaanto, taaanto. No sé, no sé que es. Es complicado. — No es…
En mi corazón nada debía temer. Comencé a vivir sin nombre propio, sin emociones, sin sueños ni espíritu. Sin saber escribir. Era mi destino teñido de amarillo. La…
Antes de morir, mi abuelo me pidió que preparara su platillo preferido: yakisoba de verduras. Él es el hombre más sabio que he conocido, porque tenía un vasto dominio del…
El aterrizaje forzoso te lleva más allá del destino planeado. Intentas establecer contacto con los tuyos, pero los aparatos de comunicación se han vuelto inservibles y solo escuchas el «HISS»…
Ayer las cosas perdieron su nombre, lo dejaron regado en el cesto de la ropa sucia, en el rincón polvoriento del cajón más olvidado, entre las hendiduras del suelo que…
Hoy escribo para olvidar todo lo que alguna vez significaste para mí. En realidad no recuerdo cómo nos conocimos, pero recuerdo que me enamoré de ti al instante cuando miré…