2021 mayo

LA MANO

31 May: La mano

Estábamos bajo la sombra de un árbol, ella abrió el libro y extrajo flores secas, pequeñas corolas, suaves y delgadas, como papiros. Miré sus manos; algún milagro –pensé– se operó en las cadenas genéticas para que abriera y cerrara sus falanges.

APUNTES SOBRE LA ANATOMIA DEL HOMBRE

30 May: Apuntes sobre la anatomía del hombre

Utiliza un tono y un estilo cercano al ensayo para hablar de la anatomía del cuerpo humano: “maravilla arquitectónica y de ingeniería”. Como su título lo indica, son apuntes, una serie de escenas; también, por momentos, ofrece descripciones más poéticas, que contrastan con la mención de órganos y sistemas: “la divina obra de arte”, “materia hecha carne y huesos”.

27 May: Sin título (fragmento)

Acerco mi dedo al instante

de tu cuello en mapa de alas

poros rincones

increíble distensión para la fruta.

Acerco mi dedo al jolgorio de tu cuello

accesible a golpes marinos

a gentíos enfrente de bares.

Tu cuello-avenida del grito

que reconoce sectas hogareñas,

las más opíparas noches para piedra y fuego.

Acerco el dedo:

la querencia sube desde esta desnudez

curada a palos a la escapada

que a veces no deja ni abrir

las piernas de la sílaba.

Así.

27 May: El ojo con su diente

…y en tu pupila nace todo el cielo

− Octavio Paz

Miente el ojo,

aquello

jamás será la plenitud.

Con sus pelitos tenues

muerde

estira el contracanto de la imagen

hasta el límite del hambre;

pero la cosa aquella siempre

fugándose reptil por la entreceja.

(Si no creo en el ojo

¿en cuánto creo?

¿Si todo es alucinación

dónde me planto?

¿En la mentira?)

Mientes.

El ojo juega placentero con su diente

y hace de cada canto

(los pedazos)

cosa viva.

26 May: Poema

“de un costado del hombre nace el día”

− Octavio Paz

Volver a los ombligos

con el puño ensangrentado

de tocar tanta puerta, tanto espejo.

Volver a la desilusión

con el ombligo abierto

y esperar a que te acoja como casa

que allí adento ocurra la detonación,

la casa convertida en universo.

Una sola estrella cabe

en la esquinita del ombligo que se abre al mundo

que se abre a la palabra

deseándose intacto a todo aquello

intacto inclusive al habitante

que es todo lo otro, es decir

nada en específico, el mundo, lo creado.

Y desde allí

desde el boquete infinito del ombligo

llorar el espanto, la fisura.