Toca la puerta esperando que Sofía salga de la casa para ir caminando juntas a la escuela como todos los días. Pero cuando los papás de Sofía abren la puerta…
2021
Los niños son los seres más fantásticos que hay. Sus almas tienen en la primera infancia la forma de hadas buenas que brillan y vuelan, luego son como duendecillos traviesos,…
Las llantas de una maleta rodaban sobre el concreto y la arrugada mano que la sostenía dejó de avanzar en el paisaje para acomodar una boina rellena de blancos cabellos….
Me he preguntado por qué valoran tanto los cambios. Yo sigo viendo el mismo sol desde que te conocí, lleno de intensidad. La gente vive de los cambios positivos, sobrevalorados….
Me despido de mi mano
que pudo mostrar el rayo
o la quietud de las piedras
bajo las nieves de antaño.
Para que vuelvan a ser bosques y arenas
me despido del papel blanco y de la tinta azul
de donde surgían ríos perezosos,
cerdos en las calles, molinos vacíos.
Me despido de los amigos
en quienes más he confiado:
los conejos y las polillas,
las nubes harapientas del verano,
mi sombra que solía hablarme en voz baja.
Me despido de las virtudes y de las gracias del planeta:
los fracasados, las cajas de música,
los murciélagos que al atardecer se deshojan
de los bosques de casas de madera.
Me despido de los amigos silenciosos
a los que sólo les importa saber
dónde se puede beber algo de vino
y para los cuales todos los días
no son sino un pretexto
para entonar canciones pasadas de moda.
Me despido de una muchacha
que sin preguntarme si la amaba o no la amaba
caminó conmigo y se acostó conmigo
cualquiera tarde de ésas en que las calles se llenan
de humaredas de hojas quemándose en las acequias.
Me despido de la memoria
y me despido de la nostalgia
–la sal y el agua
de mis días sin objeto–
y me despido de estos poemas:
palabras, palabras –un poco de aire
movido por los labios– palabras
para ocultar quizás lo único verdadero:
que respiramos y dejamos de respirar.
Vimos llegar mañanas
que eran bandadas de grullas
con maravillas en las pupilas
y las seguimos a puertos olvidados.
Allí nos esperaban muchachas descalzas
con las que bailamos en los galpones
donde se guardan las redes y los remos.
Las grullas de la mañana se van
como serpentinas tras la fiesta.
Alguien niega su amor
a nuestro hermano el vagabundo.
Pero una banda de músicos ebrios
nos guía hacia circos pobres
para que hallemos a todos los amigos.
Los trenes de carga nos dejan en pueblos
donde nos esperaba el verano
reuniendo gavillas de islas amarillas,
pero de pronto las inundan
los ríos silenciosos de la medianoche
y huimos hacia el granero ruinoso,
del que el viento era dueño y señor.
Un gallo canta.
Mil gallos le responden.
El tiempo entrega a los artesanos
la greda de nuevos días,
y cuando salgamos de nuestro encierro
la lluvia encontrará caminos desconocidos
para escribir de nuevo nuestra historia.
Cuando todos se vayan a otros planetas
yo quedaré en la ciudad abandonada
bebiendo un último vaso de cerveza,
y luego volveré al pueblo donde siempre regreso
como el borracho a la taberna
y el niño a cabalgar en el balancín roto.
Y en el pueblo no tendré nada que hacer,
sino echarme luciérnagas a los bolsillos
o caminar a orillas de rieles oxidados
o sentarme en el roído mostrador de un almacén
para hablar con antiguos compañeros de escuela.
Como una araña que recorre
los mismos hilos de su red,
caminaré sin prisa por las calles
invadidas de malezas
mirando los palomares
que se vienen abajo,
hasta llegar a mi casa
donde me encerraré a escuchar
discos de un cantante de 1930
sin cuidarme jamás de mirar
los caminos infinitos
trazados por los cohetes en el espacio
Una noche más comienza. —Buenas noches —dijo despreocupada y con cariño mi madre—. Descansa amor, ya sabes tu tarea, mi pequeño. —Mamá —dije con pesadez—. ¿De verdad tengo que hacerlo?,…
Hendrix tocó su guitarra y pudo ver miles de rayos salir. Eran tan rápidos, salvajes y ligeros que ningún espectador lo sintió en su cuerpo hasta que llegaron al cerebro….
Me encontraba en el trabajo, como de costumbre, analizando y ejecutando actividades con mis colegas de otros países. Surgió una petición extra después de una junta y me pidieron que…
En el momento en que esas palabras dejaron tus labios, todo a mi alrededor dejó de existir. Un dolor profundo atravesó mi cuerpo y dejó un vacío permanente en mi…
Son inexistentes las llanuras donde no yacen las palabras. Ahí, de donde no provienen más sonidos que los dejados por tu ausencia; estoy aquí, en una marea de in-significaciones; aquí,…
El día que las cosas no tuvieron nombre no fue que no existieran ni tampoco que fuesen inventadas. Las cosas sin nombre se fueron sucediendo como el viento que pasa…
Si no me dices no me entero, porque sobrevivo sin necesidad de utilizar mis pupilas, que se mojan en la tristeza y se secan cuando dormitan. Y lo que percibo…
Tan pronto declaramos que los convencionalismos son el elemento fundacional de cualquier sociedad, una pregunta se asoma, amenazante. ¿Es este momento el que activa las correspondencias que dan pie a…