En el desenlace de las historias románticas, luego de una serie de infortunios, se cumple la promesa de que el amor verdadero te encontrará al final. Sin embargo, al transcurrir la historia de nuestra vida, la ilusión que conocimos en

Tuya, mía, de todos, de nadie,  así es la verdad.  Salva, ahoga,  hiere o sana. Es mía o tuya,  pero nunca es una sola. Es de las dos  y tiene diferente color.  La verdad, a veces, también es una mentira.

En la cumbre de alguna colina lo suficientemente cercana para que el amanecer se viera como cualquier otro y lo suficientemente lejana para que Dios no se acordara de ella, Gertrudis estaba sentada. Los rayos de un sol que apenas

El medio día de los sábados era rutina y ritual. Entre semana me mantenía ocupado en la cotidianidad y la monotonía absolutas. Disolvía mis días entre cosas que hacía sin interés: el trabajo, proyectos, conversaciones. Todo lo veía a través

Han pasado varias horas de la madrugada. La oscuridad casi domina la escena, si no fuera por el destello de la luna que logra iluminar algunos rincones de los hogares. En la penumbra se escucha la voz de una joven

La chamba es bastante sencilla, la mera verdad. Te sientas detrás del mostrador de recepción y tomas llamadas telefónicas y mensajes. A veces, un huésped pasado de copas necesitará que le abras la puerta o que le llames un taxi

He estado contigo en los lugares donde tuve rota el alma y apagado el corazón.    Añadiste al desorden que es la existencia un poco de arrebato, porque el amor a todas luces es siempre caos, pero es también tu

Dicen que el amor verdadero te encontrará al final… Tal vez te encuentre en el bus, tal vez escribas de él en tu diario, tal vez él te escriba unas cartas de amor, tal vez te entregue unos post-its amarillos,

Llévame de la mano, Morfeo; que de sueño en sueño brincas, que como esclavo a amo yo suplico estar en tu reino, Morfeo.    Déjame, déjame caer; en lo que creo me es de placebo: en la absortés de la

A David de la Torre Cruz    El corazón chirría igual que un pájaro en extravío por los senderos de la memoria. El sabor ácido que dejaron las palabras que se compartieron con la vana esperanza de encontrarse provoca la

Podrá decir tremendas cosas pero cuando el rosa se acuesta y sedoso se acurruca en aquel cerro: ¡sublime ternura!   Es como si se llevara de mi pecho todo lo que antes usté pudo haberme hecho.   Entonces ora que

Muchos huyen despavoridos pensando que ya no es para ellos, que prácticamente su vida se ha ido por la deriva sin que aparezca. Tías que van murmurando sobre tu estabilidad, comentarios sarcásticos nunca deben de faltar, así como las citas

Milagros estaba completamente derrumbada, sobre su azotea, mirando a un cielo contaminado, carente de estrellas, hastiada de un día de esos en que parece que uno es esclavo de su propio tiempo; harta de su trabajo, de desmañanarse, de ayunar,

Se dice que un silencio habla más que mil palabras, pero el mío parece no decirte nada. Detrás de todos los «te quiero» ahogados en mi garganta, de cada lágrima que derramó mi mirada regando la semilla de tu olvido

I keep on coming back to you…   William tenía que comenzar a escribir las nuevas canciones de su próximo álbum. Pero lo único en lo que podía pensar era en él.  Por fin había conseguido su portada en la

Había una vez un sueño  un sueño de paz y estupor.  No tenía a nadie de dueño  y, solo, así se aburrió.   Y el sueño no tenía sueños  y el sueño solo era existente  sueño, te hacías lúcidamente, sueño,

¡No, no y no! Las cosas no marchan bien, desde hace meses, quizás años, me he perdido; se ha desfigurado mi rostro en el espejo  y mi voz se volvió irreconocible con el tiempo.  ¡Sí!, yo tenía sueños,  sueños que

Desde que me conoció, puso su atención en mí, ahí estaba viéndome mientras escribía y yo, absorta en las letras, ocupada con tareas aburridas. Me hablaba de su vida, de sus gustos, de sus pasatiempos, de algunos tropiezos. Yo, aunque

El olor de los muertos es el del retorno al cosmos, el de la sublime alquimia. Gabrielle Wittkop Contrario a toda lógica forense, los cadáveres hallaron la forma de comunicarse post mortem. Pronto se corrió la voz entre todos los

Cristian sabía que no podía ofrecerle nada de lo que ella se merecía. No tenía riquezas, ni carro, ni casa propia. Al parecer su destino era permanecer en aquel pueblo y a ella la amaba tanto que sólo deseaba brindarle

Nos despedimos, o quizá fui yo la única en decir adiós. No sabía, y sigo sin saber, cuándo regresaré ni cuándo lo harás tú, no estaba lista para despedirme; te dije adiós. Las despedidas son tristes, duelen, se siente un