A Berula

¿Recuerdas que quería ser un escritor? Muchos me decían que debía dedicarme a la escritura, porque toda palabra que llevaba a mi papel era una exquisitez.   Yo era orgullosamente un cauto, inocente, delgado, funesto, amante del desencanto. Fijó en

Sin escapatoria

El Amor salió de la jaula tambaleante y Tiempo la sostuvo cuidadosamente. —Hola Oram, me alegra mucho verte, lamento lo que te hizo Eternidad, pero ¿nos podrías ayudar? —Todo se siente extraño. ¿Qué pasó? —No podemos encontrar a Eternidad y

Un ápice de piedad

Tiempo. Despiadado y cruel tiempo, por favor, detente cuando le veas pasar, haz que las horas se congelen y dame el valor para encender la llama de la valentía.  Tiempo, cruel y despiadado tiempo, no permitas que las horas avancen

Vaticinio

Estará esperándote a la salida.  Mirará tus ojos con alegría mustia.  En su mundo yo ya no existo.  Tendré que irme, es hora.  Saldré a pisar las piedras cuyo musgo avisaba la llegada. Me abrirás la puerta, comenzaré el camino

Lo que no fui

No fui a tu encuentro, el miedo me tenía sujetada tampoco te abracé cuando vi el mar en tu mirada no fui capaz de sostenerte  no grité el odio que sentí, me lo tragué, me trago a mí.   Te dije

Lo que dejamos

Deportistas dedicándose a entrenar diario para ganar medallas de oro con las que sueñan sus padres, empresarios llenándose los bolsillos con sus negocios, mujeres en la cima del estrellato gracias a sus relaciones con los directores de la pantalla grande,

Sin remitente no hay destinatario

Esta no es una carta de amor. A pesar de saber de la existencia del otro desde hace ya bastante tiempo, la verdad es que somos desconocidos.  Tampoco es una carta de despedida. Y de esas ya he hecho varias.

El atardecer de mis fantasías

Extrañaré tu sonrisa  que se desdibuja en el atardecer de mis fantasías, extrañaré tus manos infinitas, cálidas y dulces,  que no pude acariciar y aún así me llevaron hasta la locura, extrañaré tus soñadores ojos que no se cerraron para

Mar de cera

Los demonios de mis pensamientos  me abrazan en la ausencia, les pido que nos lleven a ambos para que me envuelvas con tu linda  y sucia imaginación.   Dejemos las cosas por hacer  para posarte con los dedos, sorprendernos con

Por todas esas cosas que no hice y los demás dieron por hecho que sí

¿Qué no hice antes de llegar a este punto?  Veamos… El currículum que no envíe, aunque esta vez pudo ser verde y no roja la postulación.  La rutina que no dejo. Es tan cómoda; da miedo salir de ella.  La

Recordatorio

El día que supe que no volvería a verte, me armé de todo lo posible por recordarte. Te vi vacía pero aún plena. Habías dado tanto para nosotros que tu energía de hogar seguía irradiando ese calorcito que, en lo

Para después te mueres

Qué agotador es vivir para después, para cuando tenga dinero, para cuando me gradúe, para cuando me queden los jeans talla cuatro. Porque el después solo se acumula. Así como mi casa, mi cuerpo se llena de cosas pendientes. En

Conversación sobre planes

Acaso te he contado de mis planes, ¿no? Entonces sí que soy un tonto, pero no hay problema, tenemos todo el tiempo del mundo. —¿En serio lo tenemos?  Claro que sí. No he podido visitarla, pero tengo ganas de ir

Rendijas

El tiempo pasa y suele ser desesperante no poder tomarlo entre tus manos, mecerlo y hacerlo tuyo. No poder detenerlo, ni retrocederlo. El tiempo suele ser un animal salvaje esperando por el jinete que se atreva a domarlo para tirarlo

El paso de la vida

La soledad muchas veces aterra. Se ve como un castigo o como una sensación de que no eres suficiente para aquello que piensas. La creencia de que al tocar la pieza equivocada puedes hacer que todo se derrumbe. Sin embargo,

La hora cero que hace nada

El alma nos deja pistas, se nos escapa en la mirada, en una sonrisa, en un abrazo, en una lágrima, en una caricia, en una melodía, en un pincel, en un lápiz y en muchas cosas más. En todas sus

Dentro de lo que no hacemos

Las cosas que no hacemos están ahí, en las esquinas de nuestras casas, viéndonos pasar sin mirarlas, viéndonos vivir con la sospecha de ser espiados y con la sensación de que algo nos falta terminar. Las cosas que no hacemos

Las cosas que no hacemos

Las cosas que no hacemos se quedan con nosotros. Empiezan a anudarse en nuestros músculos y  a entorpecer el flujo de la sangre. Mientras más pensamos en ellas, más se hinchan, porque retienen pensamientos como si fueran líquidos. Como la

El derecho a esperar

En mi casa siempre hubo música. A veces, Los Panchos dotaban a las paredes de la casa con un dulce vibrar que hacía que el rojo de su pintura pareciera más vivo. En otras ocasiones, esas paredes lloraban junto a

La tristesse du diable

Better to reign in Hell than serve in Heaven. John Milton —¿Por qué estás triste? —¿Qué es la depresión? —Mmm, ¿una droga? No lo sé, siempre estás triste. —Acaso… ¿Acaso merezco sentir este dolor inmenso? ¿Qué hice mal? ¿Por qué

Todo lo que nunca hicimos

Justo cuando estoy por realizar la llamada apago precipitadamente el teléfono y me apresuro a revisar la comida que he dejado en la estufa. El espagueti ha comenzado a pegarse y el té ya está hirviendo. ¡Esa manía mía de

Los que son como yo

¿Somos lo que hacemos? Es decir, suele pensarse que nos define aquello a lo que nos abocamos, a la actividad en la que encontramos plenitud o que nos apasiona, o simplemente aquella en la que ejercemos un oficio, pero ¿qué

Extinguir el fuego

Aún no he podido dejarte atrás. Cada noche, cada mañana, en cada calle, en cada avenida; ahí es donde pienso en ti. Siento cómo te retuerces en una esquina, al fondo de mi cuarto. Estás ahí, estás llamándome, buscando mi

Velas en la biblioteca

Declaraciones de Emma, fantasma residente en el #14 de la calle A*** y testigo clave en el caso del poltergeist Fred. Octubre de 198*   —Conocí a Fred la noche posterior a mi velorio. Había vuelto a casa para acompañar
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