Relato de un sueño bifurcado
una vez vi un bosque y del bosque salían tus manos y tus piernas las manos querían establecerse entre los árboles entre las ramas querían acomodarse como lo hacen las ardillas hacer un fuego de noche y un fuego de
Historias de bosques
Mi abuelita murió hace muchos años. Su cabello era blanco y trenzado. Siempre vestía con su traje de colores y un güipil blanco tejido con flores, estrellas y pájaros verdes. Cuando solíamos visitarla nos contaba muchas historias. Por la tarde
Decisiones
La elección fue tomada en el apuro y no hubo mediación ni duda alguna. No la pensé. De las pocas veces que no pienso bien las cosas antes de hacerlas justo ésta fue una. La puta madre, dije mientras avanzaba
Clotilde
Estaba sentada sobre un castillo de paja, desde las alturas observaba las nubes moverse lentamente. De repente, un monólogo que se desarrollaba coherentemente entre preguntas y respuestas me distrajo. Las voces hablaban de recuerdos relacionados con una flor. Di la
Carta desde un rincón del bosque
Tras vivir dieciséis años en la ciudad de los estragos, del caos y la reinvención, el huracán me arrojó a la ciudad del viento, de la realidad austera, donde los presagios solo son instrucciones para romper con los artificios. Tras
El bosque del encuentro
En un bosque de marfil caminé: tierra lúgubre, pasto anonadado, suave respiración, agitación ocultada. Un solo momento en él me bastó para conciliar mi interior, verme con cierta melancolía y felicidad. Abracé un pino que me daba una
Bajo sus sombras
Los árboles son gigantes solitarios y divinos testigos de la noche profunda donde los hombres sólo son basura que se arrastra no responden oraciones ni se conmueven ante el suplicio esta noche alguien muere bajo sus sombras
Once horas
Un depresivo recidivante escribió poemas, durante las primeras horas de una noche, sobre la enfermera que conoció, ese mismo día, en la clínica, revelando lo maravilloso que fue conocerla y vivir esas dos horas a su lado. Este suceso resulta
Mudanza
La última de todas las cosas que Rodolfo subió al camión, una mañana de noviembre, fue una maceta vacía. Al fondo había quedado un sillón de terciopelo que le pareció a Rodo lo más cómodo que había sentido en mucho
Un camino hacia la libertad
Debes aspirar a sonar alegre, muy fuerte y rápida; esta es la razón de tu creación y no debes negarte a tu destino. Estas creencias me fueron inculcadas una y otra vez por mis padres; ambos destacados artistas y filántropos.
Entre realidades
El espacio entre los pies y el suelo, entre los pies y la suela, la tela. La respiración que se mueve, latidos que corren más rápido, no descansan. La suela contra el suelo y los olores comienzan a surgir al
Caminante de las estrellas
Nací de la nada y de la vida, crecí bajo el sol y las estrellas con la tierra como cuna, con la piel entre la bruma. Observé las estaciones levantarse de los poros de la tierra; cuatro sabios que caminan
De instantes a instantes
Cada instante viene y se va como el agua de un río; como tal, la vida fluye y pasa tan rápido que pareciéramos no notarlo, hasta que a veces es demasiado tarde, y aun cuando empezamos a notar el veloz
Pedaleando
“Llévele, llévele, tamales calientitos para los que no han desayunado y no olviden su champurrado, guajolotas para los que tienen hambre, llévele, llévele.” Dice el tamalero mientras se queda sin aire después de empujar su triciclo amarillo. Se detiene frente
Vigor lacónico
Vivir es el viaje más corto que he experimentado, aunque esos días de depresión parecían eternos, eran solo instantes, esa amistad de años irrompible ahora es polvo que se consumió en segundos, aquellas noches de llanto eternas, ahora solo son
Tu llegada
Llegué a la Central de Autobuses de Puebla con una maleta voluminosa llena de mis pertenencias. Por primera vez viajaba solo. Era nada más una escapada de una noche y, además, en temporada baja. Llegué a la ciudad al mediodía,
Semáforos
Cruce de cebra. Mirada al frente o hacia arriba. Ámbar y espera. Rojo y detente. Segundos como horas que necesitas que pasen. Segundos como rayos que no quieres que terminen. Tiempo como placas de acero que comprimen. Tiempo como granos
Travesía nocturna
En la calurosa noche espesa, Sobre mi oído un mosquito reza. Mi camiseta blanca, empapada Se encuentra a mi pecho, espalda atada. Un tímido malestar me despierta, Es mi vejiga que se quiere abierta. Es así que a mi sueño
Pasos
Pasos, madre, pocos pasos. No eran horas o kilómetros. Tú lo sabías, madre. Y nunca anduviste ese camino empedrado con aflicción. Nunca caminaste con esperanzas de reencontrar a tu hijo. A mí. Ay, madre, ahora seguro vas al cielo. Contar
La odisea de la vida
Viajar me lleva a esa realidad en la que jamás podría vivir. Aun así, sueño con tocar la calma profunda que jamás tendré, pues sé que, si no es el bullicio de la ciudad, es el escándalo de mis pensamientos
Ida y vuelta al Centro Histórico
Entre las venas del metro circulo. Dos torrentes, verde-plateado y rosa, medio pálido por tanto tramo y calor entre doble cubre boca-NARIZ: por favor. Y volver al caminar tupido de las calles paralelas y secciones que dan forma a los
Hacia la tierra
Me han vestido con las mejores galas y me han acicalado como pocas veces antes. Porto un vestido negro sin tirantes que se ciñe a mi cintura; la falda, que llega hasta mi rodilla, está decorada con claveles rojos. Insistieron
El viaje hacia mis adentros
Después de tanto recorrer, me detuve y pensé: ¿acaso es tan largo el siguiente paso hacia la vida? ¿O tan solo la verdad depende de quien la mira? A un lugar planeado, la cúspide que soñamos o sólo un