
A la sombra de un recuerdo
Una vez vi un bosque. Uno hecho de mis memorias. Ahí, el canto de las aves son las voces de quienes ya no me acompañan. Me arrullan con sus melodías en el sabor de aquellos ayeres que están de camino
Divagación geo-poética
Una vez vi un bosque que envolvía la carretera bajo los colores vespertinos. Hasta allá los oyameles, al frente un pastizal. El color del trigo a los encinos entinta antes de dormir con velos grises. La niebla no es
Pájaro de hielo
—Esta noche nevará —dijo el anciano sentado junto al fogón Lo miramos con incredulidad. —¿Cómo lo sabe? —pregunté. —Ahí, miren —respondió señalando la copa del pino más alto. Un pájaro pequeño y oscuro estaba postrado en una de las ramas.
Ciclo
Nazco y expulso un rayo por mi espalda; el corazón vomita lava. El capullo se derrite y soy libre. Crezco sin alas de trueno ni colores de fuego; la sangre es agua helada. Soy libre de mi prisión solitaria.
Entre abedules
Una vez vi un bosque Bermejo y dorado Desenterré ahí un cofre con mi nombre Mis manos manchadas de tierra Tomaron una llave de plata Se supone abriría una puerta quemada Escondida entre dos abedules Oculté la llave
Olvidados
Una vez vi un bosque sangrar. Expulsaba de sus heridas una resina negra que inundaba las casas cercanas. Una vez intenté hacer dos caminos para desviar la resina y solo logré que se esparciera más. Una vez canté para calmar
Capítulo 1. 1990
Él quiso quemarme. Me alejó de mi familia. Desde ese momento no tuve ninguna paz. Todo pasó tan rápido que no me di cuenta. Esto se convirtió en un vagar. Las ramas, al pisarlas, generaban un sonido similar al de huesos quebrándose
Una vez vi un bosque
Hurgo en mis memorias. Cierro los ojos y recuerdo esa acogedora casita de madera, entre destellos verdes y azules; en ella habitaban varias telarañas, historias que poco a poco se hilvanan ahora en nuestras existencias. De fondo, la experiencia sonora
Más oscuro que el bosque
El príncipe se adentraba en la inmensidad del bosque maldito, al que llamaban así porque nadie se atrevía a cruzarlo: la gente contaba historias sobre rituales, demonios, hadas, unicornios y miles de sucesos terribles. Para él, mejor. Odiaba a los
El bosque televisado
Una vez vi un bosque, pero en la televisión; era uno de esos días aburridos, acostado en el sofá mientras, con un brazo estirado, apuntaba el control remoto hacia el monitor para cambiar canales sin parar. Caí en ese documental
Flor solitaria
Una vez vi un bosque y entre las espesuras un pequeño susurro me dijo: “ven conmigo”. A mediados de primavera eras la flor solitaria. Las mariposas volaban, y un aroma dulce se escondía en una columna de estigmas y
Relato de un sueño bifurcado
una vez vi un bosque y del bosque salían tus manos y tus piernas las manos querían establecerse entre los árboles entre las ramas querían acomodarse como lo hacen las ardillas hacer un fuego de noche y un fuego de
Historias de bosques
Mi abuelita murió hace muchos años. Su cabello era blanco y trenzado. Siempre vestía con su traje de colores y un güipil blanco tejido con flores, estrellas y pájaros verdes. Cuando solíamos visitarla nos contaba muchas historias. Por la tarde
Decisiones
La elección fue tomada en el apuro y no hubo mediación ni duda alguna. No la pensé. De las pocas veces que no pienso bien las cosas antes de hacerlas justo ésta fue una. La puta madre, dije mientras avanzaba
Clotilde
Estaba sentada sobre un castillo de paja, desde las alturas observaba las nubes moverse lentamente. De repente, un monólogo que se desarrollaba coherentemente entre preguntas y respuestas me distrajo. Las voces hablaban de recuerdos relacionados con una flor. Di la
Carta desde un rincón del bosque
Tras vivir dieciséis años en la ciudad de los estragos, del caos y la reinvención, el huracán me arrojó a la ciudad del viento, de la realidad austera, donde los presagios solo son instrucciones para romper con los artificios. Tras
El bosque del encuentro
En un bosque de marfil caminé: tierra lúgubre, pasto anonadado, suave respiración, agitación ocultada. Un solo momento en él me bastó para conciliar mi interior, verme con cierta melancolía y felicidad. Abracé un pino que me daba una
Bajo sus sombras
Los árboles son gigantes solitarios y divinos testigos de la noche profunda donde los hombres sólo son basura que se arrastra no responden oraciones ni se conmueven ante el suplicio esta noche alguien muere bajo sus sombras
Once horas
Un depresivo recidivante escribió poemas, durante las primeras horas de una noche, sobre la enfermera que conoció, ese mismo día, en la clínica, revelando lo maravilloso que fue conocerla y vivir esas dos horas a su lado. Este suceso resulta
Mudanza
La última de todas las cosas que Rodolfo subió al camión, una mañana de noviembre, fue una maceta vacía. Al fondo había quedado un sillón de terciopelo que le pareció a Rodo lo más cómodo que había sentido en mucho
Un camino hacia la libertad
Debes aspirar a sonar alegre, muy fuerte y rápida; esta es la razón de tu creación y no debes negarte a tu destino. Estas creencias me fueron inculcadas una y otra vez por mis padres; ambos destacados artistas y filántropos.
Entre realidades
El espacio entre los pies y el suelo, entre los pies y la suela, la tela. La respiración que se mueve, latidos que corren más rápido, no descansan. La suela contra el suelo y los olores comienzan a surgir al