—Y este es el local de mi padre. Lo inauguró su padre dos años antes de fallecer—, dijo el hombre mayor para después dar un sorbo a su refresco.   —¿Hace mucho de eso, Don Manuel?   —Casi en

De, por y para nuestras amistades. Debería estar haciendo otras cosas. ¿Las cosas del tiempo reloj? ¿Las que esperan los demás? En este momento me sumerjo en un mar de pensamientos turbios y sin forma, que intentan encontrar respuestas en

Estamos en el fin del mundo, y dichoso es quien se de cuenta;  las ancladas ideas se vuelven un estorbo  cuando vemos cómo caen las hojas.      Cuando el insomnio invade, a todo, excepto a esa migraña creativa que evita la

Yo, ahora, debería estar haciendo otras cosas en lugar de estar escribiendo esta nota en la última hoja de la bitácora donde registro a los comensales. Pero no puedo, estoy poseída por una imperiosa necesidad de escribir. Escribo, principalmente, para

Debería buscar empleo, pero no será hoy. Hoy llevo un insecto en el brazo que, al recorrerme, me confronta con la sensación de estar siendo acariciado. El pequeño insecto  busca ser sutil y no convertirse en amenaza; lo que desconoce

¡Deberías estar haciendo otra cosa! Masculla mi padre cada vez que me ve con un lápiz y papel. Entiendo que para él la literatura es cosa de niños y que leer es un proceso más mecánico que un arte, pero

A menudo escucho decir «soy médico, ingeniera, licenciada, enfermera», o «estoy desarrollando un proyecto muy importante». Es justo ahí cuando me pongo a reflexionar en lo que debería estar haciendo para lograr el éxito que todos queremos tener y que

Perderte fue morir en vida.   Perderte no fue un juego,  pero sí el más temible de mis miedos. Perderte fue destrozar mi corazón entero, y dejar que las lágrimas inundaran mis cielos.    Perderte se sintió como el dolor

Su abuela lo llevó al mercado de los viernes. Jamás olvidaría esa imagen: un cuerpo tirado en el camión que transporta los elotes. El señor, unos 35 años, la panza de fuera. “Fueron los gusanos. Se le metieron en la

Hoy ha sido un día muy pesado. Aunque dormí ocho horas, no he descansado y vaya que me hace falta. Seis horas de trabajo y al menos media hora de conducir. No va ni la mitad del día. La bondad,

Viene otoño, viene el pardo sol que hace caer los pétalos, secos y llenos de lo temporal hermoso.   Me quedo aquí, deseo. ¿Por qué he de querer renunciar a la dicha? Soy como Ariadna a Teseo, pero yo a

«He perdido el rumbo de mi vida», me he dicho a mí misma todas las noches antes de dormir. Desde que leí el título de esta convocatoria, esa frase ha rondado por mi mente, pues me he cuestionado si lo

Era mi último día de receso antes de iniciar las clases. Tendría que estar acomodando materiales y organizando actividades, sin embargo, una hora después de levantarme, ya reposaban en el asiento trasero del coche una canasta con comida, mi vino

qué privilegio escribir haikús sin miedo al frío que hace en diciembre    detenerse a ver las nubes    a dos horas de la periferia y hacer metáforas de oro y perlas    invocar la lluvia    anticipando la fiebre pedir a dios  sinalefas

Es domingo. Debería estar trabajando. Eso siento, lo susurra mi mente, la cartera, mi cuerpa que necesita terapia física para seguir existiendo, para seguir utilizando la prótesis en mi pierna que sustituye al fémur consumido por un tumor. Pero no,

Hilvanar, hilvanar, coser, cortar, tomar el hilo,  poner la aguja, insertar, no parar, unir, plisar los  bordes com cuidado, prensar, arreglar, coser, cortar, dar la vuelta, rellenar, cerrar, hilvanar, terminar de coser,  esponjar, detallar, colocar el corazón dentro del  pecho

¿Debería ser parte de la maquinaria? Quién sabe… tal vez, lo más seguro es que debería ser una asalariada con ingreso estable, horario de godín y prestaciones de ley, odiando los lunes y mal comiendo los siete días de la

¿Debería estar haciendo otras cosas? Quisiera entender mi acelerada necesidad por escribir, como si el hecho de no hacerlo acarreara consecuencias terribles, pero comprendo por qué lo hago: me ayuda a entenderme a mí misma. Por ejemplo, no me gusta

Tenía un trabajo de nómina y era lo único que tenía seguro, a menos que decidiera dejarlo en algún momento. Ganas no me faltaban, pero mi responsabilidad y la seguridad que me proporcionaba tenían mayor peso. Estaba dispuesta a vivir

Un hombre me enseñó sobre el arte bonsái: la primera lección es la poda. Para podar el árbol hay que herirlo con un cortador cóncavo. No se trata solo de recortar sino de moldearlo. Si una rama está torcida o

Alfonso estaba molesto por no hacer otras cosas, se lo reprochaba/recordaba/recalcaba/reprendía. No necesitaba ser específico, cualquier actividad se le antojaba mejor que aquello que hacía: solamente leer. Su hermano, de un lado a otro, con herramientas e instrumentos, siempre haciendo

—Es como un nido…—decía la voz. —Es como un nido dulce sobre el penacho, con hojas torcidas y finas flores… ¡Qué hermosura! Los hilos rodean sus labios, la aurora su pelo, y el llanto del niño cesa por la perfección

¿Qué es la vida sino constante cambio? Hace unos meses aseguraba que jamás saldría de la casa de mi madre. Pero todo cambia de manera abrupta, sin previo aviso. Un instante, tan fugaz, que parece ser real solo en mi