Blog – Libropolis

Las abejas, mis testigos

A la luz de la luna mi mente se fragmenta en miles de recuerdos. El llanto de los niños, mis hijos, es como puñalada del pasado. Las cicatrices me duelen. Los recuerdos que me hacen desfallecer cada vez que veo

Lo que escribí para alguien que no conocía

En las noches silenciosas, cuando las estrellas tejen sus historias en el cielo y la luna vierte su luz sobre mi alma inquieta, escribo para alguien que aún no existe. Llevo meses creyendo que el problema está en todos mis

A la persona que pude ser

Hace tiempo que pienso en ti. Por eso te escribo estas letras: Amiga fiel de mis sueños. Desde muy pequeña tuve que trazar un camino perfecto para llegar a ti: ser una mujer de negocios con una admirable estabilidad, líder

Disculpa la ausencia

El día que cumplas trescientos treinta y seis meses estaré ahí, tocando a tu puerta; haciéndote saber lo mucho que te quiero. Diciéndote lo deshabitada que me he sentido estas setecientas noventa y cuatro horas sin tu presencia.   Me

Monotonía

En una noche lluviosa, un hombre oficinista en el segundo tercio de su vida, regresaba a casa. Lo que no sabía es que sería víctima de un evento que no tiene explicación. Mientras andaba bajo la lluvia un rayo cayó

Carta a mi pequeño Sarkis

Eran vacaciones decembrinas. La fiebre loca de luces en las calles, unida al frío brumoso y azotador, generaban en mí una sola cosa: escribir una última carta. Letras llenas de anhelo y esperanza que deseaban seguras su presencia. Una vez

Tan poco cariño

No solía enamorarse de hombres tan indecisos. De esos que se sientan en la última fila del salón de clases y parecen odiar a las personas. Pero, tampoco solía comer verduras y eventualmente le gustaron. Las personas cambian de opinión

Fuiste, pero no eres

Éramos jóvenes e ingenuas; vivíamos el momento. Caímos en una trampa enfermiza que nos prometía amor eterno, cuando teníamos dieciséis años.   Nos refugiamos en promesas escritas a mano sobre un papel. Cartas llenas de un amor inseguro, escondido en

Manzanas rojas

Hay tantas cosas que me gustaría decirte ahora mismo, pero no entiendo por qué siempre tienes que irte. Tú y yo no tenemos la misma relación de antes; ahora eres más cortante. Me pregunto si tu cambio fue mi culpa,

Silencio, por favor

«Alguien siempre dice algo para alguien», repetías como tu letanía predilecta. Recuerdo que eras recalcitrante con la inexistencia de una frase sin intencionalidad, ni receptor. Eras tú el que con aseveración enfatizaba que nadie dice algo solo porque sí. Por

Séptimo sello

Dios y su silencio, ¿qué podemos escuchar de Dios?  No sé a ciencia cierta si me habla y no le escucho. A lo mejor no le quiero escuchar. Escuchar sería creerle, necesitarle, pensar que necesito ser salvada. Me ha inquietado

Lo que escribí para alguien que no existía

Quiero entender la manera en la que me quieres, pero no puedo. Me miras a los ojos y me dices que me quieres, pero cierras la puerta muy fuerte. Cuando caminamos por la calle, te da miedo agarrarme la mano.

Ojos de fuego

¿Que si lloré por ti? Sí. Hasta que me quemaban los ojos y mis párpados tenían grabado tu nombre. Lloré como se llora a los muertos, pero era yo quien no iba a volver. No sé por qué no debería

¿Quién entiende este amor?

Tengo cicatrices de palabras jamás escritas. Las llevo como quimeras esperando galopar.    Me he dormido seiscientas sesenta y seis noches, curándome de la manera en que percibo esta realidad. La he creado con atisbos de películas y música; con pajas mentales

Una selva inexpugnable

Era casi media noche y corría por los andenes del metro para alcanzar la última corrida. Pensaba en los experimentos fallidos, en los libros sin leer y en el frío que se colaba por todo el lugar. Tras unos minutos,

Me extravié en mi propia historia

Ya no me siento a escribir sobre ti. Hasta hace unos meses, todo parecía ir bien: eras un sueño hecho realidad. Siempre he admirado tu capacidad para sacarle una sonrisa a los demás y enseñarles cosas nuevas. Admiro tu tenacidad,

No

«¿Cuántas letras he gastado hablando de ti?», me pregunté al leer esas últimas palabras que acariciaron mi corazón desde lo más profundo. ¿Cuántas idas y venidas, derechos y reveses? ¿Cuántas búsquedas de culpables, de lágrimas y de risas agridulces?  Todo

Lo que escribí para alguien que no existía

Anhelo, afán, ilusión; deseo vehemente de conseguir alguna cosa. Estado a futuro. No existe aún, ni existirá.   Mi mamá dice que cuando se cierra una puerta, se abre una ventana. No quepo en esa ventana.   Estaba segura de

Carta para un corazón

Estimado Corazón: Tendré que admitir que no soy hábil con las palabras. Pero he visto tu sufrimiento y conozco tu pesar. Fui tu fiel confidente, escuché tus lamentos, vi tus lágrimas, te consolé cuando nadie estaba a tu lado y

El paraíso indeciso

Transcurría el viernes 15 de julio de 2015. Mientras escuchaba gritos y murmullos, anhelaba que esta pesadilla acabara de la noche a la mañana. Empecé a escribir cartas matutinas a mis familiares, especialmente a mi madre. Le contaba de todas

El esclavo y el gorrión

¿Para quién escribo? ¿Será para ti, que no me lees, ni me conoces aún? Llevo años buscándote, aferrándome a la idea de que existes. Una parte de mí me dice, a veces con mayor frecuencia, pero siempre presente, que es

Para aquellos amores que existieron

Se dice que cuando un amor termina duele en el fondo del alma, pero a mí me pasa todo lo contrario. He tenido muchos amores, unos lejanos, otros cercanos, de mucho tiempo, poco tiempo, de minutos, a primera vista, de

El sueño de una mariposa: salir del capullo y volar

Todo en ella le parecía extraordinario. Hasta su nombre. Maju, no era un nombre común. Jamás había escuchado que alguien más se llamara así, aunque, en realidad, no conocía mucha gente y la poca que conocía tenía nombres comunes. Su

Una luz de esperanza

Todo es oscuro a mi alrededor. No puedo ver. La brisa choca en mi rostro mientras el frío se apodera de mí, trayendo imágenes sin sentido que invaden mi mente. Entre una de ellas, un recuerdo es reflejado: cuando te
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